1 Reyes 6: Construyendo un templo para que Dios habite permanentemente.

13 de ene. de 2023 · 7m 3s
1 Reyes 6: Construyendo un templo para que Dios habite permanentemente.
Descripción

Notas en español e inglés: 1 Reyes 6: Construyendo un templo para que Dios habite permanentemente. 1 Reyes 6:9-15: Construyó, pues, el templo y lo terminó. Luego cubrió el edificio...

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Notas en español e inglés:
1 Reyes 6: Construyendo un templo para que Dios habite permanentemente.

1 Reyes 6:9-15:
Construyó, pues, el templo y lo terminó. Luego cubrió el edificio con vigas y tablas de cedro. También construyó las galerías alrededor de todo el templo, cada una de dos metros con veinticinco centímetros de alto, y estaban apoyadas en el templo con vigas de cedro. Entonces vino la palabra del SEÑOR a Salomón, diciendo: “Respecto a este templo que tú edificas, si caminas en mis estatutos, y pones por obra mis decretos, y guardas todos mis mandamientos andando de acuerdo con ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a tu padre David: Habitaré en medio de los hijos de Israel, y no abandonaré a mi pueblo Israel”. Salomón edificó el templo y lo terminó. Después revistió el lado interior de los muros del templo con tablas de cedro; los recubrió de madera por dentro, desde el suelo del templo hasta las vigas del artesonado. También cubrió el suelo del templo con tablas de ciprés.
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En este capítulo vemos que a Salomón le tomó 7 años construir el templo del Señor, después de que su reino se estableció en 4 años. Dios no solo le dio sabiduría a Salomón para organizar todas las cosas, también le dio paz para que no se enfocara en defenderse sino que se dedicara a construir el templo. Salomón consiguió la madera, los materiales textiles y toda clase de metales preciosos para levantar un templo majestuoso. ¡Y el templo que edificó Salomón es una estructura arquitectónica admirable! Todo eso como señal de la sabiduría que Dios puso sobre Salomón y los ingenieros escogidos para esta obra.
En medio de la explicación del proceso de construcción, en este capítulo leemos una frase de la voz de Dios cuando le dijo a Salomón que Él quería habitar en medio del pueblo pero sería con una condición: Si Salomón guardaba los mandamientos y seguía a Dios de todo corazón. Es como si Dios llegara a visitar la obra que estaba siendo realizada para honrarlo y adorarlo, asegurarse de que todo eso que estaba haciendo Salomón no sea en vano, que no fuera solo un templo bonito sin la presencia de Dios allí. Y no es que Dios estaba buscando una casa como si no tuviera donde vivir, pues Dios es tan grande que el planeta Tierra es diminuto ante la grandeza de Dios. Sino que Dios estaba dispuesto a moverse continuamente en medio de su pueblo y bendecirlo constantemente, estaba dispuesto a escuchar sus oraciones.
Pero si Salomón se apartaba del Señor, ese templo no sería nada importante para Dios. En pocas palabras, la presencia de Dios no dependería de un templo inmenso cubierto de madera fina y de oro puro, sino de un corazón y alma pura.
Así mismo debemos entender que de nada sirve decir que somos cristianos pentecostales o identificarnos como creyentes si nuestro corazón, nuestros hechos, nuestros actos no demuestran que somos verdaderos hijos de Dios. Si vivimos a nuestra manera y no conforme a lo que el Espíritu de Dios nos va mostrando, entonces es en vano lo que aparentamos ser.
Dios conoce nuestro corazón, lo que hacemos y lo que decimos cuando no estamos en la iglesia, con el pastor o con algún hermano de la congregación. Dios es el que está ahí cuando estamos en la escuela o en el trabajo.

He visto con dolor cómo muchos comenzaron una vida cristiana plena, siendo instrumentos de Dios, pero cuando Dios los usaba grandemente y eran bendecidos de forma especial, a mitad del camino se detuvieron a contemplar una distracción terrenal, se dejaron llevar por un deseo temporal y siguieron construyendo una vida cristiana pero sin el Espíritu de Dios. Al final, lo que construyeron cayó, se derrumbó, pues no pudieron soportar la prueba.
Recordemos el consejo del apóstol Pablo en 1 Corintios 3:11-16: “¡Nosotros somos el templo de Dios! Construye un templo para Dios pero recuerda que el propósito de vivir vidas cristianas es porque Cristo debe reinar por siempre en nuestro corazón.

¿Cómo estamos construyendo nuestro templo? ¿Habita Dios en nuestro hogar? ¿Hay pureza o conflictos en nuestros corazones?

Soy Eduardo Rodríguez.

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1 Kings 6: Building a temple for God to dwell permanently.

1 Kings 6:9-15:
So he built the temple and finished it, and he paneled the temple with beams and boards of cedar. And he built side chambers against the entire temple, each five cubits high; they were attached to the temple with cedar beams. Then the word of the Lord came to Solomon, saying: “Concerning this temple which you are building, if you walk in My statutes, execute My judgments, keep all My commandments, and walk in them, then I will perform My word with you, which I spoke to your father David. And I will dwell among the children of Israel, and will not forsake My people Israel.” So Solomon built the temple and finished it. And he built the inside walls of the temple with cedar boards; from the floor of the temple to the ceiling he paneled the inside with wood; and he covered the floor of the temple with planks of cypress.
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In this chapter we see that it took Solomon 7 years to build the temple of the Lord, after his kingdom was established in 4 years. God not only gave Solomon wisdom to organize all things, he also gave him peace so that he would not focus on defending himself but instead dedicate himself to building the temple. Solomon got the wood, textile materials, and all kinds of precious metals to build a majestic temple. And the temple that Solomon built is an admirable architectural structure! All this as a sign of the wisdom that God placed on Solomon and the engineers chosen for this work.
In the middle of the explanation of the construction process, in this chapter we read a phrase from the voice of God when He told Solomon that He wanted to dwell in the midst of the people but it would be on one condition: If Solomon kept the commandments and followed God with all his heart. It is as if God came to visit the work that was being done to honor and adore Him, to make sure that all that Solomon was doing was not in vain, that it was not just a beautiful temple without the presence of God there. And it is not that God was looking for a house as if He had nowhere to live, because God is so great that the planet Earth is tiny before the greatness of God. But God was willing to continually move in the midst of His people and constantly bless them, He was willing to listen to their prayers.
But if Solomon turned away from the Lord, that temple would not be important to God at all. In short, the presence of God would not depend on an immense temple covered in fine wood and pure gold, but on a pure heart and soul.
Likewise, we must understand that it is useless to say that we are Pentecostal Christians or to identify ourselves as believers if our hearts, our attitudes, our actions do not show that we are true children of God. If we live our way and not according to what the Spirit of God is showing us, then what we appear to be is in vain.
God knows our heart, what we do and what we say when we are not in church, with the pastor or with a brother or sister in the congregation. God is the One who is there when we are at school or at work.

I have seen with pain how many began a full Christian life, being instruments of God, but when God used them greatly and they were blessed in a special way, they stopped halfway to contemplate an earthly distraction, they were carried away by a temporary desire and they continued building a Christian life but without the Spirit of God. In the end, what they built fell, collapsed, because they could not stand the test.
Let us remember the advice of the apostle Paul in 1 Corinthians 3:11-16: “For no other foundation can anyone lay than that which is laid, which is Jesus Christ. Now if anyone builds on this foundation with gold, silver, precious stones, wood, hay, straw, each one’s work will become clear; for the Day will declare it, because it will be revealed by fire; and the fire will test each one’s work, of what sort it is. If anyone’s work which he has built on it endures, he will receive a reward. If anyone’s work is burned, he will suffer loss; but he himself will be saved, yet so as through fire. Do you not know that you are the temple of God and that the Spirit of God dwells in you?”
We are the temple of God! Build a temple for God but remember that the purpose of living Christian lives is because Christ must forever reign in our hearts.

How are we building our temple? Does God live in our home? Is there purity or conflict in our hearts?

I'm Eduardo Rodríguez.

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