Entre otras muchas cosas, el rock también ha sido el escenario de la liberación colectiva y la resistencia popular. En nuestro continente, en América, esas facetas se encarnan con vida propia desde orillas diferentes: históricamente, en el norte, el rock vino de la mano con las libertades de género y cierta emancipación femenina, mientras que en el sur su estridencia eléctrica se alzó como fortaleza y refugio frente a la vileza de las dictaduras que aún hoy hieren a países australes como Chile y Argentina. Y al mismo tiempo, el rock ha sido mucho más que eso: ha sido una promesa muy difícil de cumplir, el hogar de seres únicos y sensibles, y la vía de escape —triste y comúnmente fatídica— de quienes sienten este mundo demasiado en carne viva. En este episodio, además, el rock es espejo de una nostalgia por una era que ya se marchó, pero cuyas huellas permanecen aún en la cultura cotidiana. Por eso, en esencia, este capítulo no solo es un viaje musical por el rock americano sino también un trayecto por dos tendencias audiovisuales que registran el espíritu juvenil y rebelde que ha dado vida a este género durante décadas. A través de las series Daisy Six and The Jones, que retrata la fábula de rockstar una banda estadounidense, y El amor después del amor, que refleja la vida del cantautor rosarino Fito Páez, la escritora Vanessa Rosales se sumerge en un análisis musical que, de norte a sur del continente, demuestra que el papel de las mujeres no es el de ser musas, que el amor romántico no es sinónimo de una unión en pareja y que, como se dice del punk, el rock tampoco ha muerto.
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