Hubo un tiempo en que casi todos eramos competentes para utilizar nuestro cuerpo. Era parte de nuestra vida. Agacharse, sentarse en el suelo, correr, trepar, eran cosas de nuestro día a día. Eso se acabó, vivimos en un mundo en el que muchas personas tienen problemas para utilizar su propio cuerpo.

Son analfabetas físico. No pueden moverse con competencia y confianza en actividades que serán beneficiosas para su salud.

Utilizar un termino así puede ser algo amarillista pero quizás sea una forma de darnos cuenta del daño que le estamos haciendo a nuestro organismo. Las personas que nunca han realizado actividad física pueden enfrentar una resistencia extra al comenzar a entrenar una actividad.

Enfrentan una resistencia psicológica. Se pueden sentir sin la capacidad de realizar una acción, pueden sentir temor de lastimarse cuando practican una actividad por primera vez, son cosas que no sucederían si todos fueramos físicamente alfabetas.

No se trata de que todos seamos deportistas de élite. De hecho es lo contrario.

Pero una persona que domina las habilidades básicas humanas de movimiento, como correr, lanzar, atrapar, gatear, arrastrarse, etc., será menos probable que se convierta en una persona sedentaria.

Entonces, el alfabetismo físico no se trata de deportes. Incluye a los deportes pero también puede ser salir al campo a recoger piedritas del río, subir un árbol, pasear a los perros, etc.

Lamentablemente pasamos demasiado tiempo sentados, en la escuela y en el trabajo. Y las políticas públicas sobre movimiento se quedan a un nivel muy básico. Se busca que los niños se paren un rato de sus bancas, pero en el mismo lugar, el movimiento mínimo para que al estado no le resulte demasiado onerosa la salud pública. El movimiento mínimo para que no caigamos muertos.