Bre-X, las virutas de un anillo de boda y el gran fraude del oro

6 de dic. de 2021 · 8m 19s
Bre-X, las virutas de un anillo de boda y el gran fraude del oro
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Bre-X y Michael de Guzmán son los protagonistas del que puede ser el mayor fraude con materias primas de la historia. Con unas fotos de un simple anillo de boda...

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Bre-X y Michael de Guzmán son los protagonistas del que puede ser el mayor fraude con materias primas de la historia. Con unas fotos de un simple anillo de boda lograron construir un imperio valorado en 6.000 millones de dólares. Una historia que conjuga fraude, oro y muerte, y que tiene como secundario de lujo a Lehman Brothers.

Bre-X era una empresa canadiense, fundada por David Walsh en 1989. No tenía actividad ni beneficios conocidos. Era una de esas compañías llamadas 'penny stocks', por valer menos de un dólar, muy pequeñas y especulativas. Pero la fortuna de la empresa cambió en 1993, cuando, aconsejados por el geólogo John Felderhof, famoso por haber descubierto una mina de oro en Papúa Nueva Guinea, decidieron comprar unas tierras en plena junga de Borneo.

Felderhog era un buscador de oro de la vieja escuela. Nacido en Países Bajos, pero criado en Canadá, llegó a ser vicepresidente de Bre-X. Aseguraba haber encontrado el preciado metal en esas tierras, a pesar de que otras grandes mineras lo habían buscado infructuosamente. Sus afirmaciones se basaban en las muestras logradas por Michael de Guzmán, también geólogo y buscador de oro.

Las primeras estimaciones hablaban de 136.000 libras de oro en la mina. En 1995 ya se hablaba de 2 millones de libras. En 1997, de 5 millones de libras. El descubrimiento atrajo el interés de Wall Street, y en una conferencia con inversores de JP Morgan, Felderhof sugirió que podría haber hasta 13 millones de libras de oro bajo las tierras compradas en Borneo por Bre-X. El valor estimado era de 70.000 millones de dólares. Era el mayor depósito de oro del mundo.

La reacción en bolsa fue la esperada. La compañía pasó de cotizar a 30 centavos por acción, a rondar los 250 dólares por título tras compras las tierras de Borneo. Bre-X tenía un valor de mercado que rondaba los 6.000 millones. La compañía había pasado de la bolsa de Alberta a la de Toronto, y de ahí, al lugar donde todo el mundo quería estar: el Nasdaq. Lo logró en agosto de 1996.

Poco después, Lehman Brothers no dudó en calificar la mina indonesia como "el descubrimiento de oro del siglo".

Parte de la fiebre venía por el boom que vivían en aquel momento las compañías mineras canadienses, que obtenían fondos rápidamente para financiar exploraciones desde los territorios de la antigua Unión Soviética hasta Perú. Pero Bre-X era otra cosa, todas las compañías querían ser 'el próximo Bre-X'.

Como era de esperar, un descubrimiento de ese tamaño no podía pasar desapercibido para las autoridades. En 1996, Suharto, presidente de Indonesia y uno de los mayores corruptos de la historia, quiso su parte del pastel.

El Gobierno paralizó los permisos, alegando que Bre-X era demasiado pequeño. Finalmente llegaron a un acuerdo para repartirse los beneficios entre ellos y una tercera compañía, la minera Freeport, que se encargaría de verificar que realmente existía el oro prometido. La fiebre por el oro aumentaba.

El problema, porque había un problema, es que no había prácticamente nada de oro, como descubrió Freemont en sus primeras exploraciones, en marzo de 1997. De Guzmán había estado falsificando las muestras desde el principio. Primero, con virutas de su propio anillo de boda. Después, con materiales obtenidos mediante el bateo en la propia zona.

Otros geólogos y expertos ya habían dudado de sus muestras desde el primer momento, ya fuese porque las formas no eran naturales, o porque eran demasiado pequeñas. No había cómo verificarlas.

Pese a aquellas primeras advertencias, Wall Street 'compró' el descubrimiento. Y no solo ellos, sino grandes inversiones institucionales, como el fondo de pensiones de los profesores de Ontario, o cajas de ahorros nacionales. Bre-X era el orgullo de Canadá.

El escándalo no tardó en estallar. En febrero de 1997, el Gobierno de Indonesia había cerrado el acuerdo: se creó una joint venture en la que Bre-X tenía el 45%, Indonesia un 40% y Freeport un 15%. Pero se vio pronto que el oro nio existía.

Poco después, De Guzmán se tiraba de un helicóptero cuando iba camino, precisamente, de una reunión con Freeport. Las condiciones del suceso nunca fueron aclaradas. La policía dictaminó que se trató de un suicidio, pero desde entonces han florecido todo tipo de leyendas, desde el asesinato hasta un montaje. Como consecuencia, los mercados de valores de Vancouver y Alberta vivieron sus peores jornadas en una década.

Lo que nunca quedó claro es quién fue el responsable del verdadero fraude. Muchos acusan al propio De Guzmán. Pero Felderhof también es sospechoso: vendió acciones de Bre-X por valor de 80 millones de dólares poco antes de destaparse el escándalo. Fue el único acusado por información privilegiada, pero fue absuelto poco después.

¿Sabían algo de la trama en Bre-X, o su fundador? Él y su esposa vendieron acciones por valor de 30 millones entre abril y septiembre de 1996. Poco después se trasladó a Bahamas, donde falleció dos años después por un aneurisma.

Un caso con muchas preguntas y, aún a día de hoy, pocas respuestas. Lo único claro es que este gran fraude se sustentó en unas virutas rascadas de un anillo de boda. La fiebre del oro, y la inestimable colaboración de Wall Street, hizo el resto. Bre-X desapareció en 2002.
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Autor elEconomista
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