En el episodio de hoy conoceremos a uno de los compositores más icónicos en el desarrollo histórico de la música: Beethoven.
Beethoven, a pesar de su genialidad, su formación completa era la de un cuasi analfabeto, escribiendo y leyendo a duras penas, y con nulos conocimientos de otras materias como las matemáticas. Su padre a edad muy temprana le impuso una férrea disciplina al piano, para que llegara a ser el nuevo Mozart. Es por este motivo, que el genio de Bonn desarrolló una gran hostilidad al piano.
A todo esto hay que añadirle el hecho de que padeció muchas enfermedades a lo largo de su vida, como la sordera casi absoluta que desarrolló a partir de los 27 años. Por ejemplo, su novena Sinfonía, la compuso estando completamente sordo. Todo ello no fue un impedimento para quedar para la posteridad como una leyenda fundacional de la música.
En el programa de hoy nos adentraremos en una de sus sonatas más icónicas para violín y piano. La sonata núm. 10 op.96, compuesta en 1812 y dedicada al Archiduque de Austria Rudolph Johannes Joseph Rainier.
Se dice que Beethoven compuso esta sonata pensando en el violinista Pierre Rode, que la interpretó ese mismo año. El último movimiento es un ejemplo de como se adapta perfectamente al estilo del violinista.
La estructura de la pieza es la tradicional para una sonata con los siguientes cuatro movimientos: Allegro moderato, Adagio espressivo, Scherzo: Allegro y Poco allegretto
Esta grabación está intepretada por el violinista Kamran Omarli y el pianista Vadim Gladkov y fue grabada recientemente en marzo del 2020 en el Auditorio Sony de Madrid.