Hoy vamos a profundizar en una pregunta que ha desconcertado a la humanidad durante siglos: ¿Quién soy yo? Al intentar responder a esta enigmática pregunta, a menudo caemos en la trampa de identificarnos con un único personaje, desempeñando un papel específico en la vida como si fuéramos actores en una obra de teatro. Pero, ¿es la vida realmente tan simple como una obra que sube y baja el telón una y otra vez? ¿Podemos reducir nuestra alma, nuestra esencia, a un solo personaje?

Nos gusta pensar que nuestras vidas pueden resumirse en un solo acto, pero la realidad es mucho más compleja. ¿De verdad nuestra alma se conforma con esta simplicidad? ¿Nuestra identidad se limita a este papel que interpretamos día tras día? Aquí es donde entra en juego el famoso dicho: "Enfócate en una sola cosa y hazla bien".

Aunque suene lógico, creo que este consejo no siempre aplica. Hay momentos en la vida donde enfocarnos en una sola cosa simplemente no funciona. Centrarnos exclusivamente en un objetivo nos puede limitar, impidiendo que exploremos las innumerables posibilidades que nos ofrece nuestro poder de co-creación y las habilidades que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida.

Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre la diversidad de roles que podemos asumir, y cómo cada uno de ellos nos permite crecer y descubrir nuevas facetas de nosotros mismos. ¿Qué pasa si rompemos con la idea de ser solo un personaje y nos permitimos explorar toda la riqueza que la vida tiene para ofrecer?

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