Este conjunto de edificios integrado por la Casa Lleó i Morera, la Casa Amatller y la Casa Batlló, forman parte de la llamada Manzana de la Discordia, bautizada así por la disparidad de estilos que muestran estos tres edificios excepcionales. El primero de ellos, la Casa Lleó i Morera, fue un proyecto encargado por Francesca Morera i Ortiz a principios del siglo XX al arquitecto Lluís Domènech i Montaner, quien realizó una remodelación del anterior edificio consiguiendo una auténtica obra modernista. De hecho, el propio autor la califica como “un Palau de la Música a escala familiar”. Si observamos su fachada, encontramos continuas alusiones al apellido de la familia, representando la flor de la morera con diferentes materiales, y varias alegorías de los inventos del siglo XX. La fachada está coronada por un templete que destaca sobre el edificio y le otorga de cierta originalidad. Sin embargo, el estallido del modernismo lo encontramos en el interior de la vivienda, donde el visitante podrá disfrutar de uno de los conjuntos mejor conservados de la ciudad con vitrales, mosaicos, cerámica, escultura, madera, mármol y esgrafiado. El vestíbulo y la escalera nos muestran las diferentes artes aplicadas modernistas que los artistas y artesanos involucrados en esta construcción supieron plasmar a la perfección partiendo de las órdenes de Domènech i Montaner.A continuación de la Casa Lleó i Morera se levanta la Casa Amatller, una brillante obra de Josep Puig i Cadafalch en la que supo combinar de forma espectacular el estilo neogótico catalán con el estilo flamenco. Este último lo identificamos por el insólito remate superior del edifico en forma escalonada, que le otorga la forma triangular a la casa, realizado con baldosas cerámicas e inspirado en las casas de los Países Bajos. En el vestíbulo, donde se encuentra la oficina del Centro del Modernismo, se puede contemplar la gran cantidad de columnas, los faroles de bronce y la elegante escalinata cubierta por una espectacular vidriera, que está considerada como una de las mejores vidrieras del modernismo.El último de los edificios que componen esta Manzana de la Discordia es la Casa Batlló, la obra más emblemática del genial arquitecto Antonio Gaudí y que se puede incluir en su etapa naturalista. Gaudí dotó a la Casa Batlló de una fachada original, fantástica y llena de imaginación, y es sin duda una obra maestra de forma, color y luz. El exterior del edifico destaca por una serie de elementos visuales que no hay que dejar de percibir. En primer lugar, nos encontramos con el revestimiento de la fachada con cerámica de pedazos de cristal de varios colores (el famoso trencadís de Gaudí), que crean diversos efectos visuales según la luz que incide en ellos. Además, destacan la forma ósea de las columnas, a las que se añaden formas vegetales; los vidrios de colores de forma circular de las ventanas; y las barandillas de hierro con forma de antifaz de los balcones, lo cuales han sido colocados sobre peanas de piedra con forma de concha marina. Finalmente, la fachada culmina en una bóveda recubierta con cerámica vidriada en forma de escamas en tonos rojo, verde y azul, que recuerda el lomo de un dragón. A su izquierda se levanta una torre cilíndrica con forma de bulbo (parecida a la cabeza de un ajo) decorada con los anagramas de Jesús, María y José, y rematada con la típica cruz gaudiniana de cuatro brazos, orientada a los puntos cardinales. Por toda esta simbología, una de las interpretaciones que se ha dado a esta fachada es la de san Jorge luchando con el dragón, cuyas víctimas se hallan representadas por las columnas en forma de hueso y los balcones en forma de calavera. Así, la cruz de cuatro brazos sería la espada clavada en el espinazo del animal, del que brotaría la sangre sobre la cerámica roja de esta parte del tejado.
Photo Casa Amatller and Casa Batlló by Bernard Gagnon is licensed under CC BY-SA 3.0
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