Episodio 2 - Meditación católica: Salmo 63

11 de oct. de 2022 · 21m 15s
Episodio 2 - Meditación católica: Salmo 63
Descripción

Meditación católica guiada en 4 pasos Meditación católica guiada en cuatro pasos Tomada del libro LA MEJOR PARTE, del P. John Bartunek, L.C. | Meditación en base a textos del...

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Meditación católica guiada en 4 pasos
Meditación católica guiada en cuatro pasos

Tomada del libro LA MEJOR PARTE, del P. John Bartunek, L.C. | Meditación en base a textos del padre Ignacio Larrañaga


1. Concéntrate (Oración inicial y petición)
2. Reflexiona (Evangelio del día)
3. Conversa (Diálogo con Cristo)
4. Comprométete (Propósito)
Paso 1. Concéntrate
• Aparta tu atención de las cosas externas y de tus preocupaciones, ponte en la presencia de Dios. Haz un acto preparatorio de fe, esperanza y amor.

Señor, sé que estás aquí y que nunca me dejas. Tú eres fiel. Gracias Señor por estar aquí. Gracias por todos los dones que me has dado: la vida, mi fe católica, mi vocación. Oh, Señor, tú eres rey eterno y me has hecho ciudadano de tu Reino. Sólo ahí seré feliz. Y eso es lo que deseo, ser feliz. Para eso me has creado y por eso mi espíritu me impulsa hacia Ti. Sé que nunca dejas de llamarme para que esté más cerca de Ti. Guía mis pensamientos esta mañana, llena mi corazón de amor por Ti, fortalece mi fe. Te ofrezco esta pequeña oración para glorificarte y para que tu Reino se extienda. Te pido que me ayudes a aumentar la virtud de la paciencia en mi corazón, mientras paso este tiempo meditando en tu palabra. Enséñame a ser manso y humilde de corazón como Tú eres.-
Paso 2. Reflexiona
Salmo 31 (30)

Salmo 63

EL ANSIA DE DIOS

1 Salmo de David. Cuando estaba en el desierto de Judá.

2 Señor, tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti,
por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua.

3 Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.

4 Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.

5 Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.

6 Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará
con júbilo en los labios.

7 Mientras me acuerdo de ti en mi lecho
y en las horas de la noche medito en ti,
8 veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.
9 Mi alma está unida a ti,
tu mano me sostiene.

10 Que caigan en lo más profundo de la tierra
los que buscan mi perdición;
11 que sean pasados al filo de la espada
y arrojados como presa a los chacales.

12 Pero el rey se alegrará en el Señor;
y los que juran por él se gloriarán,
cuando se haga callar a los traidores.

Paso 3. Conversa
• La oración nunca es pasiva ni exhaustiva. Tú recibes la verdad y la gracia de la revelación de Dios y das tu propia respuesta, conversas con Dios de corazón a corazón, y esto, es el alma de la meditación.

Mi amado Señor, Tú eres el centro del universo y tienes el control de todas las cosas. Sé que tienes un plan para mi vida y que, cualquiera que éste sea, será lo mejor para mí, para mi familia, para la Iglesia. Tú me has creado para algo y deseas que lo haga. Quiero conocer tu plan sobre mí y seguirlo. Oh, Señor, soy tan débil. Me preocupo tanto cuando no puedo tener todo bajo control. ¿Por qué no me dices cuál es tu plan en vez de que trate de adivinarlo, me preocupe y luche para descubrir lo que quieres de mí? (Pausa para escuchar).
Tus caminos son misteriosos, pero Tú eres Dios, yo no. Mi parte consiste sólo en hacer todo lo mejor posible y en confiar en Ti para todo lo demás. Hoy, por lo menos, sé qué quieres que haga. Tengo mis obligaciones, y a pesar de que Tú sabes que preferiría eludirlos e irme a descansar, no lo haré. Trataré de hacerlos lo mejor que pueda porque eso es lo que Tú quieres, Señor, y Tú siempre quieres lo que es mejor para mí. (Silencio para poder escuchar).
Paso 4. Comprométete
• Hacia el final de la meditación hay que concluir y renovar tu compromiso con la misión que Dios te ha dado. Este paso es el puente entre la oración y la acción.

• Si puedes enlaza este compromiso con las tareas específicas de tu día. Algunas veces el Espíritu Santo te impulsará a un acto concreto de caridad (visitar a un enfermo) o de autocontrol (pedir disculpas).
• Termina tu meditación renovando tu compromiso con Cristo y, si te ayuda, dedica un tiempo a escribir las luces que Dios te inspiró durante la meditación y agradéceselas
Termina con una oración vocal breve como el padrenuestro o el avemaría.
Señor, te prometo que no discutiré hoy. Quiero que mi sinceridad y gentileza reflejen las tuyas. Ayúdame a ser más como Tú.
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Información
Autor Ángeles Pérez Garcías
Organización María de los Ángeles Pérez
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