Al contrario de lo que pueda parecer, este programa está grabado de manera diferente: cada uno en su casa, al final del día, cuando los hijos de Borja y Pepo duermen.
Parece que están en la misma habitación, pero es solo producto de la genialidad de Pepo, que tuvo una idea (la primera buena que tiene en este siglo) y la puso en marcha con éxito.
Es probable que después de esto ya no vuelvan a verse nunca más, incluso después del confinamiento, porque el programa se escucha mejor que cuando están en el estudio.
A pesar de las circunstancias, se habla poco del confinamiento por deseo expreso: ya tenemos suficiente mierda encima como para removerla.
Por eso este programa va de novedades y recuerdos: porque la novedad nos crea la ilusión de que todo funciona y los recuerdos de que la vida merece la pena.
Hablan del nuevo perfil anarcosindicalista de Britney Spears, que ha adelantado por la izquierda a Rage Against The Machine; de las giras canceladas de los grupos; de lo mucho que echan de menos ir a una tienda de discos;
de cómo se vive el encierro (no confundir con los San Fermines) con niños y de las mágicas noches de las pinchadas conjuntas en La Vaca Austera, mítico garito de Malasaña, cuando Malasaña no era un hashtag.
Además, piden la colaboración ciudadana para unas cosas.
Como siempre, todo esto y mucho más en el programa que debería haber sido #1 en las listas del Rockdelux pero el becario de Radio:3 al que han contratado para pasarse todo el puto día votando por los suyos ha impedido.

Fuerza y ánimo siempre.