Evangelio Del Día Jueves 15 de Septiembre | Maria Madre Dolorosa | Hoy en Oración
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Descripción
Evangelio Diario LITURGIA - 15 DE SEPTIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXIV Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II IV Semana...
mostra másLITURGIA - 15 DE SEPTIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXIV Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
IV Semana del Salterio
Primera Lectura 1 Corintios 15, 1-11
Salmo 117
Evangelio Lucas 2, 33-35
“Ahí tienes a tu madre”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada. Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. (…) Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo. Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. (Consagración al Corazón Inmaculado de María, 25 marzo 2022)
Reflexión del Evangelio de hoy (Monjas Dominicas Contemplativas)
Leemos en estos versículos de la Primera carta a los Corintios uno de los primeros “credos” que recitaban las comunidades primitivas como una fórmula de profesión de fe concentrada en “tres acontecimientos históricos”: la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesucristo. Y además Pablo repite la fórmula “según las Escrituras” como mostrando que son hechos esenciales en el plan de Dios para la salvación del mundo.
Algunos cristianos de Corinto negaban la resurrección de los muertos, por ello Pablo parte de la proclamación evangélica: el misterio Pascual de Cristo muerto y resucitado y va enumerando varias de sus apariciones: a Cefas, a los Doce, a más de quinientos hermanos, a Santiago, a todos los apóstoles y a él, como el último de los apóstoles; pero es ésta, una lista no exhaustiva de testigos que se beneficiaron de las apariciones del “resucitado”.
Pablo habla de sí mismo diciendo que es indigno del nombre de apóstol porque ha perseguido a la Iglesia de Dios, pero por la gracia de Dios “Pablo ha muerto a su pecado y ha resucitado con Cristo”. La “gracia” no trabaja sin nosotros y con ella hacemos mucho más de lo que lograríamos con nuestras solas fuerzas. Pues por gracia somos hijos de Dios, y por la gracia somos capaces de “ver maravillas” en los hombres y de “hacer maravillas” con los hombres. Acaso no está la gracia “naciendo” en cada ser humano cada día y en todo momento, ¿lo notas? Esta gracia de Dios en nosotros es una buena aliada para caminar en la vida.
María está con nosotros
Nos relatan estos versículos el último diálogo de Jesús con su madre. Leemos “Junto a la Cruz estaba su madre” porque en momentos difíciles, de sufrimiento “su madre estaba” como lo está con nosotros, pero solo Juan menciona su presencia. Él lo sabe y lo cuenta porque estaba junto a la Cruz y gracias a su presencia y a su mención en el texto evangélico, nosotros sabemos que María estaba junto a su hijo, como sabemos que está con nosotros, está junto a nosotros siempre, en los momentos difíciles y en los fáciles, en situaciones de sufrimiento y de alegría, en este “valle de lágrimas” y siempre.
El llamar Jesús a su madre “mujer” parece indicar un acto que sobrepasa la relación filial, proclamando la universal maternidad espiritual de María con respecto a los creyentes que estamos representados por el discípulo amado. Todos nosotros estamos invitados a acoger a la madre del Señor en nuestra casa y en nuestra vida.
Celebramos la Virgen de los Dolores, y reza un himno en este día: “La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba, mientras el Hijo pendía; cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía” (LH Vol. IV Pág. 1189); es la Virgen dolorosa y a ella “suspiramos, gemimos y lloramos”, cuando recitamos la Salve porque el mundo es “tierra de María” y a ella le rogamos “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Estamos llamados a ser cristianos marianos, creyentes en Jesús y en María; una madre siempre está “junto” a sus hijos ¿lo notas? María es una buena aliada para caminar en la vida.
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
1 Cor 15, 1-11
Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.
Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.
Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo. De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto mismo lo que ustedes han creído.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan
Jn 19, 25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Oración
Señor, ciertamente he pasado un buen tiempo de mi existencia lejos de ti, y me hubiera encantado encontrarte desde mucho antes, sin embargo, Jesús, quiero pedirte que no permitas que tu gracia sea estéril en mí sino más bien, que dé fruto abundante en conversiones, en gente que te conozca, con el único instrumento de mi testimonio de amor a ti. Quiero dar algo como signo de gratitud ante todo lo que me has dado.
Acción
Hoy buscaré a alguien y le hablaré de mí antes de conocer a Cristo y cómo eso ha cambiado drásticamente a partir de mi encuentro con él.
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