Evangelio Del Día Lunes 13 de Junio | Don de Fortaleza | Hoy en Oración
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Descripción
Evangelio Diario LITURGIA - 13 DE JUNIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XI Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II III Semana...
mostra másLITURGIA - 13 DE JUNIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XI Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura 1 Reyes 21, 1-16
Salmo 5
Evangelio Mateo 5, 38-42
“No hagáis frente al que os agravia”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Consideremos en primer lugar ese sentido de injusticia que advertimos en el “poner la otra mejilla”. Y pensemos en Jesús. Durante la pasión, en su injusto proceso delante del sumo sacerdote, en un momento dado recibe una bofetada por parte de uno de los guardias. ¿Y Él cómo se comporta? No lo insulta, no, dice al guardia: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23). Pide cuentas del mal recibido. Poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia. Jesús con su pregunta denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira, sin violencia, es más, con gentileza. No quiere desencadenar una discusión, sino desactivar el rencor, esto es importante: apagar juntos el odio y la injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable. (Ángelus, 20 febrero 2022)
Reflexión del Evangelio de hoy (D. José Vicente Vila Castellar, OP.)
¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!
El primer libro de los Reyes, nos presenta en este capítulo 21, cómo el egoísmo y la envidia son capaces de maquinar, e incluso, matar, al que no quiere someterse a sus despóticos caprichos.
Ajab, rey de Israel, se había caracterizado por su crueldad y por no seguir las indicaciones que Yahvé le daba a través de los profetas.
En este relato, se encapricha de una huerta que lindaba con su casa y que Nabot, su propietario, que la había recibido como herencia de sus padres, se niega a cedérsela ni a vendérsela, seguramente por lo que suponía como recuerdo y veneración a sus antecesores.
La actitud de Nabot disgustó a Ajab y al ver Jezabel, su esposa, mujer despiadada, la situación en la que se encontraba y el motivo, no dudó en maquinar una argucia para que, por medio de falsos testimonios, hacer que lapiden al pobre Nabot hasta la muerte, por intentar mantener y cuidar el legado que había recibido de sus padres.
El final del relato nos presenta a Ajab que toma posesión de la huerta, sin haber tenido el más mínimo remordimiento, de cómo la ha conseguido, lo que demuestra una falta total de escrúpulos.
Esto nos puede hacer reflexionar de cómo se pueden alcanzar cosas, sin reparar en los medios empleados para conseguirlo, situación que, desgraciadamente, se da mucho más de lo que cabe esperar.
¡Cuántas situaciones de injusticia nos encontramos en la vida! Vemos como los grandes expolian los medios de vida de los débiles, sin reparar en los métodos utilizados, asistimos a la gran deforestación de la selva amazónica, realizada por grandes compañías que únicamente les importa la “cuenta de resultados y sus beneficios”, sin tener el más mínimo reparo en valorar a costa de que lo han conseguido; y en algunas ocasiones vemos con estupor que actúan como Ajab que, si es preciso, no les importa eliminar a lo que supone un obstáculo en sus espurios propósitos.
Muchas veces sólo nos queda otro remedio que agarrarnos a Dios, como un asidero de salvación y suplicarle como el salmo nº 5: “Señor escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, haz caso a mis gritos de socorro”.
Hoy la Iglesia celebra la memoria de San Antonio de Padua, franciscano nacido en Lisboa, pero que ejerció su ministerio en Italia, profesor de Teología, que se caracterizó como predicador contra la usura, el encarcelamiento por deuda y la defensa de los trabajadores
Al que te pide dale, al que te pide prestado no le rehúyas
La ley de Moisés amparaba el hecho de exigir reparación por el agravio sufrido, y además, de la misma intensidad que el agravio que se había infringido. ¡Ojo por ojo, diente por diente! Pero como nos refiere Mateo en este fragmento, Jesús se inclina por todo lo contrario. Parece que pretende nadar contra corriente, haciendo lo contrario de lo que, humanamente, parece lógico.
Es decir: “al que te agravie, no le hagas frente” y, por si fuera poco, pretende que “ofrezcamos la otra mejilla, cuando nos abofetean en una de ellas”; al que pretenda “apropiarse de tu túnica, que le des también la capa”; al que “te pide, que le des”, y al que “te pide prestado, que no te inventes excusas”, parece un “mundo al revés”, pero lo que en realidad pretende, no es que nos hagamos pasar por tontos, al contrario, que nuestra actitud esté siempre marcada por la amabilidad y la comprensión hacia los demás, con esto se consigue que, si las intenciones del otro no son honradas, con nuestra actitud hacerlo reflexionar y que aprecie que no actúa adecuadamente.
Por el contrario, si nuestra respuesta es airada o violenta, lo único que generaremos será más violencia, y el posible problema se enquistará y agrandará.
Jesús nos pide que seamos sencillos y que nos opongamos, por todos los medios, a la violencia. No hay más que ver las noticias o leer la prensa para darnos cuenta de la cantidad de injusticias y violencias que dominan el mundo, y así la convivencia pacífica resultará imposible, y solo se conseguirá que el egoísmo, la incomprensión y, por tanto, la maldad sean los que gestionen nuestras vidas.
¿Intentamos valorar si nuestros métodos son a costa del abuso hacia los demás?
¿El fin justifica los medios?
¿Seguimos la recomendación de Jesús de ser Mansos y Humildes
como Él?
LECTURA DEL DÍA
Lectura del primer libro de los Reyes
1 Reyes 21, 1-16
Nabot de Yezrael tenía una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaria, y Ajab le dijo a Nabot: “Dame tu viña para plantar ahí una huerta, ya que está pegada a mi casa; yo te doy por ella una viña mejor o si prefieres, te pago con dinero”. Nabot le respondió a Ajab: “Dios me libre de darte la herencia de mis padres”.
Ajab se fue a su casa, triste y enfurecido, porque Nabot le había dicho: “No te daré la herencia de mis padres”. Se acostó en su cama, se volvió de cara a la pared y no quiso comer. Entonces se le acercó su esposa, Jezabel, y le dijo: “¿Por qué estás de mal humor y no quieres comer?” Él respondió: “Es que hablé con Nabot de Yezrael y le dije que me vendiera su viña o que, si prefería, yo se la cambiaría por otra mejor; pero él me respondió que no me daría su viña”.
Su esposa Jezabel, le dijo: “¿No que tú eres el rey poderoso que manda en Israel? Levántate, come y alégrate. Yo te daré la viña de Nabot”.
Entonces ella escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y hombres principales de la ciudad en que vivía Nabot. Las cartas decían: “Promulguen un ayuno, convoquen una asamblea y sienten a Nabot en primera fila. Pongan frente a él a dos malvados que lo acusen, diciendo: ‘Ha maldecido a Dios y al rey’. Luego lo sacan fuera de la ciudad y lo apedrean hasta que muera”.
Los habitantes de la ciudad, los ancianos y los hombres principales que vivían cerca de Nabot, hicieron lo que Jezabel les había mandado, de acuerdo con lo escrito en las cartas que les había remitido. Promulgaron un ayuno y en la asamblea sentaron a Nabot en primera fila. Llegaron los dos malvados, se sentaron frente a él y lo acusaron delante del pueblo, diciendo: “Nabot ha maldecido a Dios y al rey”. Luego lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió. En seguida le mandaron avisar a Jezabel que Nabot había muerto apedreado.
Cuando Jezabel supo que Nabot había muerto apedreado, le dijo a Ajab: “Ve a tomar posesión de la viña de Nabot de Yezrael, que no quiso vendértela, pues Nabot ya no vive: ha muerto”. Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, fue a tomar posesión de la viña de Nabot de Yezrael.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 5, 38-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda”.
Oración
Señor, quiero que tu gracia me transforme; dame un corazón apacible y dócil a tu voluntad, que sepa amar y que se aparte de la crueldad, el desinterés, la soberbia y el desamor. Haz mi corazón semejante al tuyo.
Acción
Hoy pondré atención a las noticias del día y oraré específicamente por esas situaciones en las que se está sufriendo por la falta de Dios.
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