Evangelio Del Día Lunes 24 de Junio | San Juan Bautista | 5 Minutos de Oración en el Hogar

24 de jun. de 2024 · 9m 11s
Evangelio Del Día Lunes 24 de Junio | San Juan Bautista | 5 Minutos de Oración en el Hogar
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Evangelio Diario
LITURGIA – 24 DE JUNIO DE 2024
Primera Lectura Isaías 49, 1-6
Salmo 138
Evangelio Lucas 1, 57-66. 80

OFRECIMIENTO (Si la oración se hace en la mañana):
Nos ponemos en tu presencia Dios bondadoso y Padre nuestro. Te agradecemos que nos hayas dejado empezar el presente día pues despertamos una vez más al conocimiento de nuestra propia existencia que tu amor nos concede y sostiene. El saber que existimos es el don más grande de tu bondad. ¿De qué nos serviría existir ante tu presencia si no estuviéramos conscientes de ello? Además, nuestra vida está profundamente unida a la tuya por el gran amor del cual nos has hecho participar. De tu amor no podemos dudar. Es el nuestro hacia ti el que falla con mucha frecuencia. Nos disponemos ante la grandeza de tu majestad a los Cinco Minutos de Oración. Te pedimos que des fuerza a la debilidad de nuestra mente y enciendas el fuego de tu amor en nuestros corazones. Padre Nuestro…

OFRECIMIENTO (Si la oración se hace en la tarde):
Estamos reunidos Señor para reconocer tu amor que nos sostiene en el don de la vida y para reconocer tu bondad que nos colma de beneficios. En las horas que ya pasaron disfrutamos tuvimos la oportunidad de hacer sentir tu amor y tu bondad a través de nuestra propia bondad, en todos aquellos que nos rodean, familiares y amigos y en nuestro mundo tan necesitado de ti y de tu amor. Este día fue un paso más hacia tu eternidad a la que nos llamaste desde el principio de nuestra existencia. Si lo aprovechamos, hemos guardado un tesoro. Si lo desperdiciamos, tenemos que redoblar nuestro amor en tu servicio. Que durante estos Cinco Minutos de Oración podamos olvidarnos de los intereses humanos, para estar atentos a tu amor y a tu palabra. Guía nuestros corazones por el camino de tu voluntad. Padre Nuestro…


PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeado por un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud. Asombro, sorpresa, gratitud. La gente fue invadida por un santo temor a Dios «y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas» (v. 65). Hermanos y hermanas, el pueblo fiel intuye que ha sucedido algo grande, incluso si humilde y escondido y se pregunta «¿Qué será este niño?» (v. 66). El pueblo fiel de Dios es capaz de vivir la fe con alegría, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud. Vemos a aquella gente que hablaba bien de esta cosa maravillosa, de este milagro del nacimiento de Juan, y lo hacía con alegría, estaba contenta, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud. Y viendo esto preguntémonos: ¿cómo es mi fe? ¿Es una fe alegre o una fe siempre igual, una fe «plana»? ¿Tengo un sentido de asombro cuando veo las obras del Señor, cuando escucho hablar de cosas de la evangelización o de la vida de un santo, o cuando veo a tanta gente buena: ¿siento la gracia dentro, o nada se mueve en mi corazón? ¿Sé sentir las consolaciones del espíritu o estoy cerrado a ello? (…) Pensemos en estas palabras, que son estados de ánimo de la fe: alegría, sentido de asombro, sentido de sorpresa y gratitud. (Ángelus, 24 de junio de 2018)


LECTURA DEL DÍA
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías
Is 49, 1-6
Escúchenme, islas;
pueblos lejanos, atiéndanme.
El Señor me llamó desde el vientre de mi madre;
cuando aún estaba yo en el seno materno,
él pronunció mi nombre.

Hizo de mi boca una espada filosa,
me escondió en la sombra de su mano,
me hizo flecha puntiaguda,
me guardó en su aljaba y me dijo:
“Tú eres mi siervo, Israel;
en ti manifestaré mi gloria”.
Entonces yo pensé: “En vano me he cansado,
inútilmente he gastado mis fuerzas;
en realidad mi causa estaba en manos del Señor,
mi recompensa la tenía mi Dios”.

Ahora habla el Señor,
el que me formó desde el seno materno,
para que fuera su servidor,
para hacer que Jacob volviera a él
y congregar a Israel en torno suyo
–tanto así me honró el Señor
y mi Dios fue mi fuerza–.
Ahora, pues, dice el Señor:
“Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob
y reunir a los sobrevivientes de Israel;
te voy a convertir en luz de las naciones,
para que mi salvación llegue
hasta los últimos rincones de la tierra”.

Segunda lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
Hch 13, 22-26
En aquellos días, Pablo les dijo a los judíos: “Hermanos: Dios les dio a nuestros padres como rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios.

Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un salvador: Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a quien no merezco desatarle las sandalias’.
Hermanos míos, descendientes de Abraham, y cuantos temen a Dios: Este mensaje de salvación les ha sido enviado a ustedes”.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 1, 57-66. 80
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “No. Su nombre será Juan”. Ellos le decían: “Pero si ninguno de tus parientes se llama así”.

Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.

Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.

El niño se iba desarrollando físicamente y su espíritu se iba fortaleciendo, y vivió en el desierto hasta el día en que se dio a conocer al pueblo de Israel.


ORACIÓN FINAL COMUNITARIA
Del 17 al 24 de Junio de 2024.
Hermanos, invoquemos confiadamente al Señor que es lento a la cólera y rico en misericordia, para decirle:
EL SEÑOR ME LIBRÓ DE TODOS MIS TEMORES.
Señor, que alcancemos el "nivel" de Dios, que hace el bien a todos, sin depender de ningún límite, de ninguna decepción, de ningún interés. Pues amar a los que no nos aman, es imitar a Dios. Hacer el bien a los que nos hacen el mal, es "divino".
EL SEÑOR ME LIBRÓ DE TODOS MIS TEMORES.
Tú nos pides, Señor, ir más allá de nuestros sentimientos naturales. Hay a nuestro alrededor un círculo de gentes "fáciles de amar": los que se asemejan a nosotros, los que corresponden al amor que les damos, los que piensan como nosotros, las gentes de nuestro medio y ambiente, de nuestro país, de nuestra raza, de nuestra región, de nuestra tendencia política... pero nos dices que no es suficiente.. Ensancha mi corazón, Señor, para que sea capaz de un amor universal, sin fronteras, sin ninguna limitación.
EL SEÑOR ME LIBRÓ DE TODOS MIS TEMORES.
Señor, que entendamos que ser obradores de paz, tratar bien a todos, callar en el momento oportuno, decir palabras de ánimo, saludar también al que no me saluda, saber perdonar. Son las actitudes que, según Jesús, caracterizan a su verdadero seguidor. Las que al final, decidirán nuestro destino: “tuve hambre y me diste de comer, estaba enfermo y me visitaste”
EL SEÑOR ME LIBRÓ DE TODOS MIS TEMORES.
Señor, ayúdanos a buscarte en lo "secreto". Es decir que nos dejemos juzgar, interrogar y cuestionar por Ti.
EL SEÑOR ME LIBRÓ DE TODOS MIS TEMORES.
Se pueden agregar otras peticiones.
OREMOS: Señor, Dios omnipotente, ten misericordia de nosotros, perdona nuestros pecados y dónanos la vida eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN
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