Evangelio Del Día Martes 20 de Septiembre | Amor A Maria | Hoy en Oración
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Descripción
Evangelio Diario LITURGIA - 20 DE SEPTIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXV Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II I Semana...
mostra másLITURGIA - 20 DE SEPTIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXV Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
I Semana del Salterio
Primera Lectura Proverbios 21, 1-6. 10-13
Salmo 118
Evangelio Lucas 8, 19-21
“Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
¡Necesitamos escucharlo! Es de hecho una cuestión de vida, como recuerda la fuerte expresión que no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La vida que nos da la Palabra de Dios. ¿Cómo podremos afrontar nuestra peregrinación terrena, con sus cansancios y sus pruebas, sin ser regularmente nutridos e iluminados por la Palabra de Dios? La Palabra de Dios hace un camino dentro de nosotros. La escuchamos con los oídos y pasa al corazón; no permanece en los oídos, debe ir al corazón; y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras. Este es el recorrido que hace la Palabra de Dios: de los oídos al corazón y a las manos. (Audiencia General, 31 enero 2018).
Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Virgilia León Garrido O.P.)
Es Dios quien conoce el corazón humano
El libro de los Proverbios está constituido por una amplia colección de máximas y sentencias, en las que se ha ido sedimentando la sabiduría de todas las generaciones de Israel. Hoy podemos decir que se nos presenta una manera clara de comprobar si nuestra vida de fe y de seguidores de Jesús tiene correspondencia con la vida diaria y cotidiana, con nuestras decisiones más pequeñas, ver que ética y moral impregna nuestro vivir.
Al terminar la lectura me quiero quedar con el último versículo escuchado: “Quien cierra su oído al clamor del necesitado no será escuchado cuando él grite”. Volví a releer la lectura y siento que toda ella me va llevando al contenido de esta sentencia.
Dios, nos dice el texto que sostiene y puede guiar el corazón humano. Si Dios puede hacer esto con alguien poderoso: un rey; seguro que lo hará con cualquier hombre o mujer que se lo pida, con tal que el ser humano se deje guiar. Dios no necesita violentarnos. “El corazón, (El tuyo, el mío, el nuestro…) es una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere. Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones”.
A esta realidad se nos invita, a dejarnos moldear como la arcilla en las manos del alfarero, a estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, a acoger este mensaje con humildad, a “mirar, a ver”, y nos daremos cuenta que sin ser verdaderamente malvados, la cantidad de veces que nuestro seguimiento del evangelio es deficitario y nos descubrimos como cerradores de oídos y ojos ante el clamor de tantas necesidades de nuestro mundo.
No nos desanimemos, Dios conoce el deseo profundo de nuestro ser y esperemos que Él sostenga y nos siga enseñando como implicarnos en la construcción de su Reino. Y mientras hacemos camino, que Él sí, escuche nuestro grito. Que no suelte nuestra mano.
¡Mi madre y mis hermanos!, son estos…
¿A qué venían sus familiares? Lucas no nos lo dice. A diferencia de Mc (3, 20-21. 31) que sí nos muestra la interpretación de esta escena, dice: “asustados por lo que se decía de Jesús y las reacciones contrarias que hacían peligrar su vida, venían poco menos que a llevárselo, porque decían que "estaba fuera de sí". ¿Querrá decir esto que Lucas conocía las noticias más exactas por boca de María y que no necesita explicarnos la escena? ¡Intentemos buscar su mensaje!
Hay muchos motivos por los que una madre se acerca a su hijo: a verle con sus propios ojos, a animarle, a admirarle, a alegrarse con los logros en su vida, a echarle una mano si lo necesita…y, ¿quién no necesita a su madre y hermanos?
Jesús, en pocas palabras aprovecha esta ocasión para decir a sus seguidores y hoy nos lo dice a nosotros, cuál es su nuevo concepto de familia o comunidad cristiana: "mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra". Con esto, no niega el concepto de familia, no entra en polémica, ni tampoco desautoriza a su madre. Al contrario, su evangelio resalta a María presentándola como modelo de creyente: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,38), luego el mensaje que Jesús expresa es para nosotros.
Según esto, pertenecemos a la familia de Jesús: escuchamos la Palabra y hacemos lo posible por ponerla en práctica. Es el único punto que parece interesarle a Lucas, quiere que nos sintamos miembros activos de la nueva familia, que descubramos los vínculos de pertenencia. Jesús aprovecha esta ocasión para ampliar el concepto de familia para todas las épocas., es la que va a ser engendrada por la Palabra, sin necesidad de excluir a la de los vínculos de sangre.
“Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica” produjo el gran milagro de convertir a María en su Madre y nuestra Madre. Así puede sucedernos a cada uno de nosotros si hoy acogemos esta Palabra escuchada. Dios espera de nosotros que su familia crezca en nuestro mundo y quiere a través de cada uno de nosotros, que le dejemos espacio para que nadie se sienta excluido en nuestra vida y en la mesa de la Vida. Prestémosle nuestra voz, no nos callemos su mensaje.
LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de los Proverbios
Prv 21, 1-6. 10-13
Como agua de riego
es el corazón del rey en manos del Señor:
él lo dirige a donde quiere.
Al hombre le parece bueno todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.
Proceder con rectitud y con justicia
es más grato al Señor que los sacrificios.
Tras los ojos altaneros hay un corazón arrogante;
la maldad del pecador brilla en su mirada.
Los proyectos del diligente conducen a la abundancia,
en cambio el perezoso no sale de la pobreza.
Los tesoros ganados con mentira
se deshacen como el humo y llevan a la muerte.
El malvado busca siempre el mal
y nunca se apiada de su prójimo.
Cuando se castiga al arrogante, el sencillo aprende;
cuando se amonesta al sabio, crece su ciencia.
El Señor observa el proceder de los malvados
y acaba por precipitarlos en la desgracia.
Quien cierra los oídos a las súplicas del pobre
clamará también, pero nadie le responderá.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 8, 19-21
En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: “Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte”. Pero él respondió: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.
Oración
Señor, deja que la sabiduría, tan admirable y fuera de mi alcance de tu Palabra, penetre hasta lo más profundo de mí y se instale como un árbol de vida que produce fruto a su tiempo y que sus hojas no se agostan, y que fluya como el río que va sanando todo a su paso y da vida a todo lo que se encuentra a su vera.
Acción
Hoy tomaré una o dos de estas sentencias, las convertiré en oración y las repetiré varias veces a lo largo del día.
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