Evangelio Del Día Sábado 17 de Diciembre | Mañana Vendré | Hoy en Oración
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Descripción
Evangelio Diario LITURGIA - 17 DE DICIEMBRE DE 2022 Ciclo A - Año I - Color Morado III Semana del Tiempo de Adviento Liturgia de las Horas Tomo I III...
mostra másLITURGIA - 17 DE DICIEMBRE DE 2022
Ciclo A - Año I - Color Morado
III Semana del Tiempo de Adviento
Liturgia de las Horas Tomo I
III Semana del Salterio
Primera Lectura Génesis 49, 2. 8-10
Salmo 71
Evangelio Mateo 1, 1-17
“Libro del origen de Jesucristo”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Una persona sin raíces, que ha olvidado sus raíces, está enferma. Encontrar, redescubrir las propias raíces y tomar la fuerza para seguir adelante, la fuerza para dar fruto y, como dice el poeta, 'la fuerza para florecer porque -dice- lo que el árbol tiene en flor viene de lo que tiene enterrado'. Precisamente esa relación entre la raíz y el bien que podemos hacer. El hombre y la mujer que redescubren sus raíces, que son fieles a su pertenencia, son un hombre y una mujer en la alegría, con alegría y esta alegría es su fuerza. (Santa Marta, 5 de octubre de 2017)
Reflexión del Evangelio de hoy (Fray Juan José de León Lastra O.P.)
Judá esta por encima de sus hermanos
Era necesario que el judío responsable de la redacción de la historia de Israel, su pueblo, fundamentara la primacía de Judá sobre el resto de los hijos de Jacob, de Israel. Así lo decidió el padre de ellos. “Se postrarán ante ti los hijos de tu madre”, llega a decir Jacob.
Y no solo los hijos de la madre común, sino todos los pueblos le traerán tributos y le rendirán homenaje.
Queda así bien fundamentada la primacía del pueblo judío, los descendientes de Judá sobre el resto de la humanidad. Esa conciencia de superioridad de los judíos pertenece a su idiosincrasia.
Solo Jesús se atrevería a decir que vendrán de Oriente y Occidente y alcanzarán el Reino que anuncia y ellos quedarán fuera. Así lo entenderá, luego Pablo, al decir que ante Dios no hay judío ni gentil, como ni amo y esclavo…
Con esta toma de postura, comienza la reflexión de los ocho días previos a la solemnidad del Nacimiento de Jesús. Hay positivo interés de situar bien a Jesús como miembro del “pueblo elegido”.
Y para manifestarlo con más claridad está el texto evangélico de Mateo, la genealogía de Jesús
En la Edad media había un interés en considerarse “cristiano viejo”, que indicaba que por las venas no corría sangre alguna de judío o de musulmán.
San Mateo, en el texto de la genealogía, quiere dejar patente, la “pureza de sangre” de Jesús.
Pero además es una demostración de cómo el pueblo judío desarrolla su historia hacia el deseado, hacia el Mesías, que para San Mateo, es Jesús, como señala expresamente en el texto. La lectura y el texto evangélico nos ayudan a situarnos en el tiempo y en la sociedad en que nace Jesús.
A partir de esa preeminencia de sangre es como entenderemos la revolución de Jesús y de sus seguidores inmediatos más clarividentes, cuando insisten en que Dios no sabe de razas, todos, sea cual sea su raza, son hijos suyos.
Postura casi inadmisible entonces, quizás en parte ahora, por quienes se atribuían pertenecer al “pueblo elegido”. Si ese pueblo ha sido el elegido, lo es porque a él pertenecía Jesús de Nazaret, que proclamó que todos somos pueblo santo, elegido por Dios.
Por ello, la universalidad de la dignidad humana, supera las peculiaridades de cada raza.
Y no está de más que hoy lo tengamos en cuenta, cuando estamos desafiados por racismos, más o menos confesados, que se oponen a abrir nuestras fronteras, también mentales, a los diferentes por diversos factores, también por la raza.
Algo que es necesario para que se cumpla el deseo del salmo que recitamos en esta eucaristía: “Que en sus días florezca la justicia; y la paz abunde eternamente”.
LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro del Génesis
Gn 49, 2. 8-10
En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así:
“Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob;
escuchen a su padre, Israel.
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos;
pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos;
se postrarán ante ti los hijos de tu padre.
Cachorro de león eres, Judá:
has vuelto de matar la presa, hijo mío,
y te has echado a reposar, como un león.
¿Quién se atreverá a provocarte?
No se apartará de Judá el cetro,
ni de sus descendientes, el bastón de mando,
hasta que venga aquel a quien pertenece
y a quien los pueblos le deben obediencia’’.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 1, 1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz; Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
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