Evangelio Del Día Viernes 7 de Octubre | Milagros de Jesús | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 07 DE OCTUBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXVII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II III Semana...
mostra másLITURGIA - 07 DE OCTUBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura Gálatas 3, 7-14
Salmo 110
Evangelio Lucas 11, 15-26
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti”
Reflexión del Evangelio de hoy (Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP)
Alégrate pues vengo a morar dentro de ti
Hoy celebramos la fiesta de nuestra Madre del Rosario, Patrona de la Orden de Predicadores. Esta advocación, así como la oración del Santo Rosario, propagada principalmente por dominicos y dominicas de todo el mundo, es muy especial y acogida por toda la Iglesia.
Esta oración cristológica, meditada y contemplada con María, contiene en sí todos los misterios de la vida de Jesús, que, como uno de tantos, vivió el gozo y la esperanza, el esplendor, el sufrimiento y la muerte, y la gloria de la resurrección.
En la lectura del profeta Zacarías, que la Iglesia nos propone hoy, el Señor nos dice: Grita de gozo, pues vengo a morar dentro de ti, oráculo del Señor.Nuestro Dios puso su tienda en medio de su pueblo, en nuestro corazón, y comparte nuestra historia, con sus luces y sobras, sin dejarnos ni un momento solos, aunque a nosotros nos parezca que lo hace.
Pero, ¿por qué, siendo una oración cristológica, está tan centrada en María? Porque nadie como Ella vivió y compartió la profundidad de los misterios de la vida de Jesús, y nadie como Ella, puede vivir y compartir los misterios de nuestra vida. Coger el rosario en nuestras manos; aferrarse a él como si de una “roca” se tratara, es como cogerse da la mano de María para sostenernos y experimentar la firmeza de la fe.
El Poderoso ha hecho obras grandes por mi
El salmo responsorial está tomado del evangelio según San Lucas. Es lo que llamamos “el cántico de María”. Los que rezamos la liturgia de las horas, lo proclamamos todos los días en la oración de la tarde.
En la respuesta, María se reconoce como criatura amada por Dios, en la que Él se ha recreado y hecho obras grandes: el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su Nombre es Santo.¡Cuánto deberíamos aprender de María! Qué distinta es nuestra actitud para con Dios! Qué pocas veces nos reconocemos obra suya, hechura de sus manos, y qué pocas veces le agradecemos todos sus dones! Por el contrario, nunca estamos satisfechos con lo que somos, de cómo somos y de lo que tenemos. Deberíamos repetir constantemente, como si de una jaculatoria se tratara, esta respuesta: el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es Santo.
También podemos sacar otra enseñanza de este maravilloso cántico. Dice María: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado mi pequeñez. Alaba a Dios en su grandeza y se alegra porque ha mirado su pequeñez. Reconoce que Él es el que ES y Ella la que no es, no puede, no sabe. Nosotros nos ponemos delante del Señor y nos lamentamos de no ser más y mejores, o por el contrario, al igual que el fariseo, le vamos diciendo al Señor lo maravilloso que somos, todo lo que somos capaces de hacer, y que somos más y mejores que los demás. En definitiva, no aceptamos nuestra pequeñez y mucho menos nos alegramos de ella y de que Dios la mire y la ame, pues en nuestra pequeñez resplandece su grandeza.
He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra
El Evangelio de hoy es la página central de toda la Escritura, de toda la Historia de la Salvación. Dios, en su locura de amor por nosotros, para conducirnos a la Salvación, envió a su propio Hijo para que no perezca ninguno sino que tengamos vida eterna. Se despoja de su rango y toma nuestra condición humana pasando por uno de tantos.
El misterio de la Encarnación es el más sublime y el más escandaloso de todos. Todo un Dios hecho hombre, asumiendo nuestra naturaleza en todo su proceso: engendrado, nacido, crecido, muerto y resucitado. Y todo un Dios que quiere hacer todo esto contando con su criatura, valiéndose de ella, respetando su libertad.
Mucho se podría decir de este texto evangélico pero me voy a parar en un detalle que me ha hecho reflexionar. Dice el texto: El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».María es pura capacidad, en ella no hay nada que impida ni estorbe a que Dios entre en su presencia y la llene de su gracia. Nosotros entramos en la presencia de Dios siempre que lo deseamos porque Dios es el eterno presente, atento y receptivo. Pero, ¿puede Él entrar en nuestra presencia siempre que lo desee? ¿Estamos nosotros presentes y atentos, vacíos y receptivos como lo estaba María? Sólo si nos vaciamos de nosotros mismos y nos hacemos pura capacidad, como María, si vivimos atentos, presentes y receptivos, Él podrá entrar en nuestra presencia y llenarnos de su gracia, como a Maria.
Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra.María es como ese terreno vacío, limpio y bien arado, preparado para recibir la semilla del Verbo y encarnarla. ¿Cómo está nuestro terreno? Sólo en la medida en que desocupemos nuestra vida de todo lo que la vamos llenando, sobre todo de nosotros mismos, Dios podrá sembrar su Palabra en nosotros y hacernos “encarnación diminutiva del Verbo” para seguir poniendo su tienda en medio de su pueblo a través de nosotros.
LECTURA DEL DÍA
Del Libro de los Hechos de los Apóstoles
Hch 1, 12-14
Después de la ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista de la ciudad lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde se alojaban, Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón el cananeo y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con María, la madre de Jesús, con los parientes de Jesús y algunas mujeres.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas
Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Oración
Señor, gracias por venir a morar en mí, me impresiona cómo puede ser que dentro de mí viva verdaderamente el Dios Omnipotente y Creador, cómo puede ser que quien me creó ahora viva dentro de mí, no lo entiendo pero lo acepto y mi vida entera siempre estará llena de gratitud por tal milagro. Te pido, Dios mío, que con tu presencia en mi interior me vayas santificando cada vez más para unirme a tu vida divina y transmitirla a todos los que me rodean.
Acción
Hoy me repetiré constantemente: "Dios vive dentro de mí" y reflexionaré con seriedad en qué tan limpio y acondicionado tengo mi interior como para que sea la morada del Rey de reyes; buscaré tres cosas que sé que debo mejorar y tomaré acción inmediata sobre ellas.
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