El 28 de mayo se realizaron elecciones en Turquía, pero pasan los días y hay problemas para reconocerlas como libres y justas ¿porqué?
En primera vuelta, el presidente Recep Tayyip Erdoğan ya había conseguido la mayoría parlamentaria, pero faltaba definir la Presidencia y ganó las elecciones. Fue reelegido por 5 años más. Con eso estaría al frente del gobierno más de 20 años de los 100 que tiene Turquía como República.
En el 2016 hubo un intento fallido de golpe de Estado y en este escenario Erdoğan decidió intervenir otros poderes del Estado, por ejemplo, el Poder Judicial permitiéndole remover jueces por presuntos vínculos con la organización del golpe de Estado.
Para el 2020 Turquía tenía jueces no calificados o con menos de 3 años de experiencia, es decir, muy vulnerables políticamente hablando. Entonces, con un Poder Judicial “cercano” al presidente se empiezan a ocurrir cosas muy adecuadas para el mandatario turco.
Asimismo, "gracias" a la influencia gubernamental en el Consejo Electoral turco fueron inhabilitados varios candidatos a la presidencia, opositores de Erdoğan. Estas solo fueron algunas de las medidas promovidas y aprovechadas para conseguir la reelección del actual gobernante.
Y así como estos, hay otros comportamientos políticos en Turquía que hacen ver la existencia de un escenario muy familiar para los latinoamericanos.