2 de Agosto de 1997. Ese día conocí personalmente a la Reina de la Salsa, Celia Cruz, aunque a ella le gustaba más que la llamaran la Guarachera de Cuba. Fue en la capital holandesa, en su gran concierto en el Palacio de la Salsa, que nos vimos casi por media hora. El colega Sergio Acosta y María Tania Pang pueden dar testimonio de aquel encuentro. Asistimos a su presentación y compartimos con ella en el camerino. Al saber de que éramos cubanos y de Radio Nederland se alegró muchísimo y nos regaló una foto inolvidable. Nos contó una anécdota de cómo Tony Arteaga, un cubano de Miami oyente de nuestra emisora, le había abierto la puerta para que ella se conociera en Holanda, y que Tony compró el disco de vinilo Celia & Johnny, coproducción con Johnny Pacheco, que incluía la canción Químbara. Tony compró el disco de vinilo y lo envió a Tom Meyer, conductor de un programa de música latina que invitó a Celia a Ámsterdam. Durante esos escasos casi 30 minutos hablamos con ella brevemente, pero lo suficiente para apreciar su condición de mujer cautivadora, amante de Cuba y sus hermanos cubanos, dotada para la música y el ritmo como ninguna otra cantante. Ahora que está el debate abierto en las redes por la manera en que la televisión cubana la ha mostrado por primera vez, después de 60 años, ratifico que Celia es Cuba, y como eso hay que verla. Ni más ni menos.
Este programa Cartelera que le dediqué cinco días después de conocerla en 1997, incluye las preguntas de la rueda de prensa que Celia ofreció a los periodistas en horas de la tarde de ese día y a la que no pude asistir porque me encontraba trabajando en la programación vespertina de Radio Nederland, pero que a sabiendas, encargué al colega Ruddy León de la sección caribeña grabara para mí sus declaraciones. A él las gracias por el gesto.