"Cómo no recordar que somos polvo,
etéreos como un sueño;
sumamente efímeros —aunque tal vez
lleguemos a tener un poco de larga duración,
como la hierba que por la mañana florece y
al ocaso del atardecer se seca y desfallece.
El tiempo no se detiene entre los engranajes del reloj;
Antes, por el contrario, se esfuma como un suspiro;
Sus robustos años y millonésimos días son reducidos a la nada de un simple soplo,
comparados con la realidad ineludible de una eternidad fuera de este cuerpo mortal."

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Un relato desde el año 2016, que hasta hace poco, un familiar trajo a mi memoria, siendo testigo presencial de esta historia, y añadiendo más elementos a lo sucedido.