Carlos Alberto Centeno Garcia es un mexicano que se ensucia las suelas de los zapatos caminando las calles de los ejidos, comunidades rurales y despoblados de Yucatán, ayudando a la gente a entender qué está pasando y cómo lograr sacar ventaja de la naciente industria del cannabis en su país.

Licenciado en Agroecología, se especializó en cannabis desde hace al menos 5 años, trabajando y aprendiendo del rubro cannábico en Canadá en 2019.

De regreso en México, dice que su misión es facilitar la entrada de los pueblos originarios y campesinos rurales a la industria de la Cannabis legal en México.

Carlos Alberto cree que esto se logra poniendo énfasis en el cuido y respeto en sustentabilidad de esta nueva actividad. Las comunidades rurales tienen ese énfasis y ese respeto, dice con aplomo y orgullo.

Conocedor del proceso de legalización del cannabis en México, este especialista de pelo largo, cree que la ley está siendo ajustada a la medida de las grandes empresas, en detrimento de las comunidades originarias que han cultivado y cosechado el cannabis desde hace centenares de años.

“Los productores no tienen poder en esta parte de la legislación aprobada. Los que tienen el poder son los que tienen el registro sanitario de algún producto o alguna institución que quiera hacer alguna investigación. Todo el mundo está enojado porque esta legislación está enfocada en farmaceúticas”, lamenta.

Carlos Alberto coincide sin saberlo con otro mexicano, Adolfo González, quien en nuestro episodio 78, critica y lamenta con igual intensidad que la porción de ley de cannabis en México ha dejado de lado a las comunidades que han hecho que la planta del cannabis cosechada en este país del norte, haya sido siempre una de las más reconocidas del mundo.

“Estamos esperando la otra parte de la legislación que la empujaron hasta septiembre. En esta legislación están dándole prioridad a cualquier petición que hagan las cooperativas agrícolas y comunidades de pueblos originarios”, explica Carlos Alberto.