Tras enviarles su primera carta, el apóstol recibió la noticia de que aún persis. tían algunos problemas en esta joven iglesia, con el agravante de que ahora los hermanos estaban siendo confundidos con falsas enseñanzas referentes a la segunda venida de Cristo, basadas en una carta que, supuestamente, el
apóstol Pablo había escrito (2:1-2). Tal vez, como consecuencia de estas falsas enseñan-zas, algunos estaban llevando una vida desordenada, sin querer trabajar y entremetiéndose en los asuntos de los demás (3:10-12).
Pablo, entonces, les envió esta segunda carta para continuar con la instrucción sobre la segunda venida de Cristo y sus implicaciones. Este suceso implicará el castigo de aquellos que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio, a la vez que será de consolación y gloria eterna para todos los que han creído (1:6-10). Mientras tanto, los creyentes debían aguardar con paciencia el cumplimiento de esta promesa y no dejarse engañar por aquellos que afirmaban que la segunda venida de Cristo estaba a las puertas, ya que El no vendrá sin que antes suceda una apostasía general y se revele el hombre de pecado (2:3-12). Cuando el corazón del creyente está anclado en la gloriosa esperanza de la venida de su Señor y Salvador, el resultado no es una vida desordenada; sino firmeza en la fe, amor mutuo, consuelo y paz en la aflicción, así como constancia en la santidad y la fructificación (2:13-3:18).