España está a punto de entrar en la canícula, el período más caluroso del año, y todo parece indicar que lo hará acompañada de un episodio de calor intenso que podría durar varios días. Las últimas predicciones indican que a partir de este miércoles las temperaturas volverán a subir de forma significativa y que los termómetros marcarán máximas de más de 40 grados en amplias zonas del país. Según la Agencia Estatal de Meteorología la alerta se centra en regiones como Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Cataluña, con pronósticos que podrían llegar hasta los 45ºC. ¿Qué capacidad de adaptación tenemos los seres humanos al calor?, ¿Cómo podemos protegernos durante las altas temperaturas? Con el aumento global de las temperaturas, entender cómo el calor extremo afecta a nuestro cuerpo es crucial. Las olas de calor pueden causar problemas graves de salud, especialmente en personas con enfermedades crónicas, niños y ancianos. Además, el calor no solo afecta físicamente, sino que también puede influir en nuestro comportamiento y bienestar mental. Hablamos con el profesor de investigación del Instituto de Salud Carlos III Julio Díaz. Hace hincapié en la urgencia de abordar el cambio climático y sus efectos, enfocándose especialmente en las olas de calor y sus consecuencias. Subraya que el principal desafío radica en la velocidad con la que aumentan las temperaturas, superando la capacidad de adaptación natural de los seres humanos. Explica que los seres humanos nos podemos aclimatar a un ritmo de 0.1-0.2 grados por década. Sin embargo, la temperatura máxima durante los meses de verano en España ha aumentado a un ritmo alarmante de 0.41 grados por década entre 1983 y 2018, exacerbando los riesgos para la salud. El calor extremo no solo provoca golpes de calor directos, que constituyen solo el 2% de las muertes atribuibles al calor, sino que también agrava condiciones médicas preexistentes como enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas. El profesor Díaz recordó que durante la ola de calor de 2003 en Europa, España experimentó un exceso de muertes significativo, con 6,600 fallecimientos adicionales en solo 15 días, de los cuales solo una pequeña fracción fue atribuible directamente al golpe de calor. Ante este escenario, el profesor Díaz enfatiza la importancia de la adaptación mediante medidas preventivas. Estas medidas no solo buscan mitigar los efectos del calor, sino también incrementar la capacidad de las ciudades y sus habitantes para hacer frente a temperaturas cada vez más altas. El primer plan de prevención ante altas temperaturas en España se implementó en 2004, tras la ola de calor de 2003 que alertó a las autoridades sobre la necesidad de actuar. Desde entonces, se ha observado una reducción significativa en la mortalidad relacionada con el calor, gracias a la implementación de estos planes y mejoras infraestructurales. A pesar de los avances, el profesor advierte sobre los desafíos continuos debido al cambio climático. La temperatura umbral para la mortalidad por olas de calor también está aumentando a un ritmo de 0.6 grados por década en España. Esta situación plantea el riesgo de que las medidas actuales de adaptación puedan volverse insuficientes si el ritmo de aumento de las temperaturas se acelera aún más. En cuanto a las medidas individuales, las recomendaciones son mantenerse hidratado, evitar la exposición al sol durante las horas de más calor y cuidar especialmente a las personas mayores, quienes son más vulnerables. Es crucial asegurarse de que las personas mayores estén protegidas y supervisadas durante los episodios de calor extremo. El cambio climático y sus efectos en la salud pública requieren una respuesta integral que combine la investigación científica con políticas públicas efectivas y una concienciación social continua. Es fundamental basarse en la evidencia científica para desarrollar estrategias de adaptación efectivas y no dejarse llevar por modas pasajeras. Es necesario preparar y adaptar nuestras ciudades y poblaciones para enfrentar los crecientes desafíos de las olas de calor, utilizando tanto medidas preventivas estructurales como individuales para proteger la salud pública frente a este fenómeno cada vez más frecuente e intenso.See
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