Corintios-108 Vasos de barro

13 de jun. de 2024 · 7m
Corintios-108 Vasos de barro
Descripción

Vasos de barro Si tuvieras que guardar algún tesoro, ¿dónde lo guardarías? En el capítulo 4 de 2 Corintios leemos que el tesoro de la gloria de Dios, la misma...

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Vasos de barro

Si tuvieras que guardar algún tesoro, ¿dónde lo guardarías?

En el capítulo 4 de 2 Corintios leemos que el tesoro de la gloria de Dios, la misma imagen de Dios, no se encuentra guardada en preciosos jarrones de cristal, ni vasijas de metales preciosos, sino en vasos de barro. No es la primera vez que Dios utiliza la imagen del alfarero para ilustrar que somos creación suya. Vasos de barro, frágiles, rudos, de más valor sentimental que material; eso somos nosotros. Nuestro valor lo llevamos en el interior, en el valor que Dios mismo nos ha dado al soplar su imagen en nosotros, al entregarnos su Espíritu en el momento de la salvación.

Estos vasos de barro, nuestros cuerpos, sufren los achaques de la vida, mientras el Espíritu nos sigue dando aliento. Pablo lo expresa en estas palabras:

“estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.” (2 Corintios 4:8-10)


Si ya vimos que en el sufrimiento podemos experimentar consolación, veamos ahora cómo el sufrimiento nos recuerda que tenemos una esperanza futura que vale la pena.

Todos estamos dispuestos a padecer un poco cuando los resultados de nuestro padecimiento valen la pena. Podemos pasar un poco de hambre o sudar la gota gorda, siempre y cuando al final notemos los resultados. Podemos estudiar arduamente si sabemos que al final del esfuerzo nos espera una titulación o un trabajo seguro. Con la meta deseada en el horizonte, podemos esforzarnos y sufrir sin desmayar, anticipando con esperanza aquello que deseamos.

Así podemos resistir en los momentos de prueba “sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. (dice el apóstol)
Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.”

Pablo lo expresa así en 2 Corintios 4 y 5:

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.”

Vasos de barro que con el tiempo y el uso se van desgastando. Nos agrietamos; la vida nos da golpes y nos dañamos. Mas un día pasaremos a tener cuerpos nuevos y duraderos. Moradas terrestres, tiendas perecederas donde habitamos temporalmente, pero que se transformarán un día en un edificio eterno, no hecho de manos. Esta esperanza cierta nos permite sobrellevar los momentos difíciles que enfrentamos en la vida. Cuando pases por momentos difíciles, recuerda tres cosas que Dios quiere: (1) Dios quiere que renovemos nuestro ser interior día a día a la luz de la Palabra. (2) Dios quiere que tengamos una visión correcta de este mundo, recordando que esto que aquí nos parece tan importante, es tan solo la antesala de lo que está por venir, y por lo tanto, (3) Dios quiere que mantengamos una visión correcta de la gloria venidera.


Tenemos el consuelo que Dios ofrece en el momento de la prueba, y además, tenemos la esperanza de la morada eterna con nuestro Salvador. Nos encantaría no tener que sufrir el desgaste. Como Pablo expresa en el capítulo 5 versículo 4, no tener que desvestirnos de este cuerpo para vestirnos del nuevo.

Pero el proceso natural no es este; a menos que Cristo venga en las nubes para rescatar a los suyos durante nuestra vida terrenal, este cuerpo se desgastará, tendrá que ser desnudado, tendremos que experimentar la muerte física, mas tenemos la seguridad de que un día compareceremos ante el tribunal de Cristo, y entonces los que hemos confiado en la justificación de Cristo, seremos revestidos, esta vez con de un cuerpo eterno e indestructible, Es raro imaginarlo, mas no olvidemos que es cierto. Dios lo ha dicho, y así será.
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Autor David y Maribel
Organización David y Maribel
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