Especial Mujer-23

8 de mar. de 2023 · 11m 49s
Especial Mujer-23
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ESPECIAL DÍA DE LA MUJER “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y...

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ESPECIAL DÍA DE LA MUJER

“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” Salmo 139:13-14
Mujer, has sido creada con propósito, y cuando encuentras tu propósito, la vida toma sentido y te permite vivirla al máximo. Lo cierto es que como sociedad estamos muy lejos de entender y aceptar el propósito para el que estamos aquí.
¿El quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son las preguntas que se han hecho a través de los años, las que llamamos existenciales.
Cuando nos conforman el cerebro para creer que somos seres que estamos aquí por casualidad, que no sabemos muy bien de dónde venimos, o que venimos de seres aún más primitivos que nosotros, y que somos nosotras las que marcamos nuestro destino, un destino incierto e inseguro, por cierto, acabamos viviendo la vida a la defensiva y sin rumbo. Con una existencia así, solo quedaría luchar por tantos derechos como pueda mientras viva, intentando disfrutar el momento.
Pero debemos admitir que, con esta filosofía, aún el que más y mejor viva la vida, llega igual al final con una sensación de vacío. Y esta es la existencia que nos han marcado aquellos que rechazando la existencia de Dios, han marcado el ritmo del mundo como nosotras lo conocemos ahora.
El sabio Rey Salomón ya lo dijo hace miles de años. La vida es vanidad, viento que se desvanece. Otros la han descrito como un suspiro.
Permíteme que hoy te introduzca a la realidad, descrita por Dios a través de Su Palabra. Porque Dios nos dice que nos creó a su imagen y con propósito.
En Isaías 43:7 dice Dios: “para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”
Génesis 1:27 nos dice “creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 2:18-23 nos narra cómo ocurrió en el principio: “dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, pero nos narra el texto que primeramente creó a Adán ¿Te has preguntado si a Dios le pilló por sorpresa la ausencia de la mujer en la creación? Yo creo firmemente que no. El que tenía que notar la falta de la mujer era Adán. Al Dios omnisciente no se le escaparía esto. Piénsalo.
Dios crea las plantas y los animales (macho y hembra), te recuerdo. Y entonces le pide a Adán que nombre a los animales. Esta tarea le haría ver que él era el único ser creado que no tenía pareja. Y entonces Dios creó a la mujer, y solo entonces, consideró la creación completa.
Dios JAMÁS ha quitado valor a la mujer. Al contrario; nos ha dado mucho valor. Él demanda que sea tratada como un jarrón preciado. Es parte de la sociedad la que quiere teñir las palabras del Señor para hacernos pensar que la culpa de la opresión que pueda sufrir una mujer proviene de Dios.
Vemos en la historia cómo el hombre ha abusado de su liderazgo, oprimiendo a la mujer. Pero una afirmación así es como decir que los ricos oprimen a los pobres, o que los altos oprimen a los bajos. Es una generalización que coloca a todos los hombres en una caja y los etiqueta como opresores.
Ha habido muchos tipos de personas que en un momento u otro, en un lugar u otro, se han proclamado superiores y han querido considerar a otros “inferiores”. Pero eso no es el plan de Dios.
Podemos observar en la historia de la humanidad opresión por causa de sexo, opresión por color, opresión por etnia, opresión por clase social, opresión por religión; todas estas se ven aún, aunque pensemos que vivimos en un mundo moderno y civilizado. Cualquier opresión y desprecio es resultado directo del pecado, y Dios lo detesta. El pecado de orgullo, el pecado de odio, el pecado de avaricia. Estos son la causa. Que no nos engañen haciéndonos pensar que somos desfavorecidas por ser mujeres, y que eso es un diseño divino. No lo es. Cuando una persona es oprimida de cualquier modo, el opresor o la opresora es considerada culpable por Dios, y Dios es un juez justo.
Lo triste es que las mujeres que se sienten dominadas por el hombre son a menudo las mismas que quieren el derecho de dominar, legalizando la opresión por edad, por ejemplo. ¿O si no, qué es el aborto? Es la idea de que un bebé en el útero no es una persona tan valiosa como la madre que lo lleva. ¿No es eso opresión en base a la edad? ¿Y qué me dices de la eutanasia, o muerte digna? ¿No es opresión basada en la edad o las capacidades físicas o psíquicas de una persona?
¿Quién decide entonces quien puede ser opresor y quien puede ser oprimido? Nadie debe. El plan de Dios es uno de amor y respeto mutuo. Pero a estas personas, hombres o mujeres, que luchan por dominar, no les interesa el plan de Dios. Cualquier hombre o mujer que se exalta bajando a otro es considerado por Dios como transgresor de la ley natural, transgresora de la ley moral, transgresor de la ley divina. Transgresor, o transgresora, tú sabes quién eres.
El plan de Dios para el hombre y la mujer era que se complementaran. Esa es la idea de una ayuda idónea, dos piezas de un mismo set. El plan de Dios era que el hombre amara y protegiera a su mujer, pero la mujer ha rechazado este plan. Muchas no quieren ser cuidadas, ni quieren ser protegidas. Lo triste es que al apartarnos del plan de Dios, el hombre ha pasado de proteger a abusar. Es triste y escandalizador. No tiene sentido natural ni moral. Dice el Señor en Efesios 5:28-30:
“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” El amor de un hombre hacia su esposa debería mostrar el amor de Cristo hacia su iglesia.
Un hombre que sigue los preceptos de Dios ama a su esposa como a su propio cuerpo. ¿Quién haría daño a su propio cuerpo? pregunta el Señor. Sería ilógico e inhumano.
Pero como siempre, cuando el ser humano rechaza el plan de Dios, no llega a una mejor posición. Al contrario, rebaja el valor del ser humano y muestra la peor cara, sean hombres o mujeres.
Vez tras vez en las Escrituras, vemos el aprecio de Dios hacia la mujer.
Vemos que Jesús tenía sus discípulos, pero tenía un grupo central de mujeres que fueron esenciales en la propagación del evangelio, siendo ellas pilares de oración y fe.
En medio de la sociedad romana, cuando el testimonio de una mujer valía poco legalmente, vemos que Jesús, cuando resucita, aparece primeramente a las mujeres, siendo estas las que irían a relatarlo a los discípulos.
El apóstol Pablo recuerda tanto a los cristianos de la época como a nosotros que somos todos iguales ante el Señor, mereciendo la muerte por nuestro pecado, pero salvados por la obra redentora de Cristo en la cruz. Gálatas 3:28 “No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos (somos) uno en Cristo Jesús”

Así que, dejando asentada la verdad de que Dios ama al hombre y a la mujer por igual, habiendo enviado a Su Hijo a la tierra para morir en nuestro lugar y darnos salvación, no olvidemos las bendiciones que tenemos como mujeres. Manifiéstate hoy ante Dios, pero primeramente para darle las gracias por crearte, por amarte, por salvarte. Vayamos también ante Su presencia para pedirle hoy y cada día por aquellas mujeres que no pueden disfrutar de la paz que nosotras disfrutamos, pero pidamos también por aquellos hombres, mujeres, niñas y niños, nacidos y por nacer, que por culpa del pecado de alguno o alguna son oprimidos a día de hoy.
Dios, que es justo y santo ha dicho: “Tarde o temprano, el malo será castigado; Mas la descendencia de los justos será librada.” Feliz día de la mujer.
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Autor David y Maribel
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