Evangelios-035 El día de reposo

23 de feb. de 2024 · 6m 50s
Evangelios-035 El día de reposo
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En el capítulo 12 de Mateo encontramos el relato de dos incidentes en los que se acusó a Jesús de realizar trabajo en el día de reposo de los judíos....

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En el capítulo 12 de Mateo encontramos el relato de dos incidentes en los que se acusó a Jesús de realizar trabajo en el día de reposo de los judíos. El cuarto mandamiento de los 10 que Dios dio a su pueblo era que guardaran el día de reposo. En la explicación de la ley, se especificaba que debían tener todo preparado al anochecer del viernes para que el sábado, en el día de reposo observado por los judíos no se tuviera que realizar ningún trabajo, ni siquiera cocinar. Pudimos experimentar esta práctica cuando al estar visitando Israel, nos fuimos a ver el anochecer al Monte del Precipicio, en Nazaret sobre las 5 de la tarde. Cuando terminamos de contemplar la bella puesta de sol, descendimos del monte para descubrir que todos los comercios habían cerrado y no teníamos un lugar donde comer o comprar comida.

En los días de Jesús, especialmente los fariseos, tomaban muy en serio el día de reposo. Sin embargo, Jesús, que decía ser el Mesías, parecía estar desafiando la ley de Moisés. Nos dice el texto que...

“En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.”

Jesús tomó esta oportunidad para enseñarles la esencia de la ordenanza sobre este día que debían guardar relatándoles cómo David, mientras huía del rey Saúl, cuando tuvo hambre, había comido de los panes sacrificados a Dios en el altar. También aludió Jesús al hecho de que en el día de reposo, los sacerdotes del templo trabajaban para cumplir los ritos establecidos, y esto se podría considerar como una profanación del día de reposo según ellos. Mas Jesús concluye su defensa con una rotunda afirmación sobre sí mismo y el día de reposo (12:6-8): “Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.” Aquí Jesús declara su deidad, y continúa diciéndoles:

“Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.”

¿Qué quería decir Jesús con esto? Este principio de “misericordia quiero y no sacrificio” venía del Antiguo Testamento. La encontramos tal cual en Oseas 6:6, una de las ocasiones en las que Dios recuerda a su pueblo que lo que quiere de ellos no son sacrificios y holocaustos, sino que lo conozcan a Él y hagan lo que le agrada. Dios había afirmado esto a Saúl en 1 de Samuel 15, cuando este lo había desobedecido para ofrecerle sacrificios que a él no le correspondía hacer.

Una vez más Jesús enseña que el secreto no está en guardar ritos y tradiciones, sino en vivir una vida de obediencia a Dios.

El mismo día de reposo, y llegando a la sinagoga, nos narra Mateo que ocurrió otro incidente: “He aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?”

Y Jesús “les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?”
Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.”

Estos estaban intentando encontrar algo de qué acusar a Jesús según sus leyes, pero Jesús usó la ley para mostrarles que así como se podía sacar a un animal de un hoyo en el día de reposo si este caía, mucho más justo sería sacar a un ser humano de una aflicción como la que este hombre sufría. La idea no era ser completamente inactivo o inútil en el día de reposo, sino mostrar por sus actividades durante el día de reposo que respetaban al Creador del día.

Dios creó el mundo en seis días, y el séptimo, nos dice que descansó. Dios no estaba cansado, pero tomó un día para contemplar la belleza de lo que había creado. Desde el principio, el Creador ha querido que paremos sistemáticamente a contemplar lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Ante este mandamiento, podemos seguir rituales de forma dogmática, causando más tensión que reposo, y juzgando a otros por sus acciones, o podemos, como Jesús hizo, disfrutar de un día de descanso atendiendo a aquellas cosas que agradan a Dios y disfrutando de la compañía de otros creyentes. Debemos hacer el bien todos los días, pero debemos buscar sistemáticamente el tiempo para contemplar aquellas cosas que Dios está haciendo, y darle gracias por el descanso que podemos disfrutar en Él.
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Autor David y Maribel
Organización David y Maribel
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