Imposible cuadrar la agenda. Esta excusa, tan recurrente en la vida cotidiana, es también muy utilizada en política para constatar que dos no se ven si uno no quiere. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha convertido en el barón más 'libre' y continua sin ir a los actos a los que acude Pedro Sánchez. El último ejemplo se mide en 1.300 kilómetros, la distancia que separará ambos el próximo viernes 21 de abril. Sánchez visitará Toledo para apoyar a la alcaldesa Milagros Tolón, mientras que Emiliano García-Page viajará a Bruselas a una reunión con la comisaria de Cohesión y Reformas de la Unión Europea, Elisa Ferreira. Además, ayer, en una entrevista concedida a Europa Press, afirmó: “Si desde Madrid vienen a llevarse cosas, mejor no”.
¿A qué responde la distancia entre Page y Sánchez? ¿Cuándo se originó? ¿Estrategia o discrepancia política? ¿Le servirá la rebeldía como arma electoral para dar un vuelco a las encuestas y revalidar el mandato en Castilla la Mancha? Diego Rodríguez Veiga, redactor de política, hace un repaso por las declaraciones más críticas del presidente Page a lo largo de la legislatura y analiza las causas del distanciamiento. "A diferencia de otros críticos, es el único que no ha estado en un acto de pre campaña con el presidente". Además, Jordi Rodríguez Virgili, profesor de Comunicación Política y vicedecano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, reflexiona sobre su estrategia de cara a las próximas elecciones: "Su postura le dota de un contenido de autenticidad. Es lo que en Estados Unidos se denomina hacerse un Maverick".