Jueces-060 Sansón_Un juez débil

24 de mar. de 2023 · 8m 13s
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¿Recuerdas la frase que describe el periodo de los jueces en Israel? “En esos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que bien le parecía.” Durante...

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¿Recuerdas la frase que describe el periodo de los jueces en Israel?
“En esos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que bien le parecía.”

Durante cuarenta años habían oprimido los filisteos a Israel cuando Manoa y su esposa, los cuales eran estériles, recibieron noticia del ángel de Jehová que tendrían un hijo, el cual debía cumplir con el voto nazareno desde su concepción, absteniéndose del fruto de la vid y de cualquier cosa inmunda.

Pero Sansón no parecía compartir el compromiso con Dios que sus padres tenían. Desde joven lo vemos escondiendo cosas de sus padres y demandando lo que él quería.

El primer relato es el momento en que Sansón parece encapricharse con una joven filistea. Recordemos que los filisteos eran los que habían estado oprimiendo a los hebreos durante 40 años. Pero Sansón “la quiere para él” y hace a sus padres bajar con él para conocer a la chica que le había entrado por los ojos. Sansón comenzaba ya a demostrar su debilidad de carácter ante la seducción femenina, lo cual más tarde lo llevaría a ser capturado.

Nos dice el texto que Dios estaba en todo este capricho de Sansón, porque usaría incluso la rebeldía de este chico que Él había elegido para atacar a los filisteos.

Por el camino, en Timnat, Sansón encontró un león, y como si de un cordero se tratara, Sansón demostró su fuerza destrozándolo con sus propias manos, y “no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho.” Unos días más tarde, volvería donde estaba el cuerpo del león que él había matado, y hallando un panal de miel, lo cogió y comió de él. Recordemos que como nazareno, Sansón no debía entrar en contacto con nada impuro, de modo que Sansón estaba violando el pacto que tenía con Dios, tocando el cuerpo muerto de un león.

Una semana más tarde, haciendo banquete con los filisteos, Sansón propondría un enigma relacionado con este incidente, y la mujer filistea que él tanto quería lo traicionaría para agradar a los jóvenes de su pueblo. En un ataque de ira, Sansón mató a treinta de estos, se marchó a su pueblo, y al irse este, su prometida filistea fue dada en matrimonio a uno de sus amigos. Al enterarse de ello Sansón, una vez más, en su ira atacó a los filisteos atando trescientas zorras y encendiendo las colas de estas para que ahuyentadas, quemaran los campos de los filisteos. El pueblo ardió en ira contra Sansón y la familia de la chica, provocando gran conflicto en la tierra.

Lo curioso de Sansón es que Dios le permitió juzgar en Israel durante 20 años. Mas durante todo este tiempo, Sansón no demostró ser un juez sabio. Su fuerza física contrastaba con su debilidad de carácter, ya que no confiaba en la fuerza de Dios.

Nos dice el capítulo 16 que en Gaza, Sansón no dudó en acostarse con una mujer ramera, donde casi fue atrapado por los filisteos del lugar. Más tarde, en Sorec, se enamoraría de Dalila, la que tras insistir en descubrir el secreto de la fuerza de Sansóm, consiguió que este se lo revelara, y así los filisteos lo atraparon y lo llevaron cautivo. En múltiples ocasiones, Sansón había cedido a la seducción de Dalila, y en cada ocasión, ella lo había traicionad, dando aviso a los filisteos para que lo asieran, pero Sansón, mostró su debilidad confesando que el secreto de su fuerza residía en que jamás se había cortado el cabello. Lo que Sansón no parecía entender es que el verdadero secreto de su fuerza residía en la fuerza de Dios mismo. Dios le había dado la fuerza, pero Sansón se había apropiado de ella y la utilizaba a su antojo.

Al final de su vida, vemos a Sansón en cadenas, a manos de los filisteos, los cuales le habían sacado los ojos y lo exhibían como si de un animal del circo se tratara. Mas Dios, una vez más, usó a este hombre para la liberación de su pueblo. Le concedió la fuerza necesaria para tirar abajo las columnas del lugar donde los filisteos celebraban a Dagón su Dios, y más de tres mil filisteos cayeron junto con Sansón.

Un trágico final para un hombre que tenía potencial para ser un gran hombre de Dios, pero que era esclavo de sus propias pasiones.

Su carácter nunca mostró la santidad de Dios. Tenía poder y ganaba batallas, pero no lo vemos santificando el nombre del Señor en sus acciones y actitudes.


Aún así hay momentos de victoria que Dios le da por su misericordia, pero el texto no nos da muestra de que Sansón tuviera una relación apropiada con Dios. El único momento en que vemos a Sansón hablando con Dios, fue en Lehi, donde tras matar a mil filisteos con la quijada de un asno, sintió sed. Y le vemos hablando a Dios así:

“ Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?”

Parece que Sansón, aunque sabía que la victoria había venido de Dios, estaba dando mucha importancia al instrumento que Dios había usado. Lo vemos recordándole a Dios que la salvación ha venido por mano de su siervo, Sansón. ¿Y ahora lo iba a dejar morir de sed? Noto una cierta arrogancia en las palabras de Sansón. Como si estuviera acusando a Dios de usarlo para luego dejarlo morir.

Y vemos a Dios que contesta en silencio, dándole agua. Sin duda, como nos dice Números 14:18, Dios es tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable.”

Nuestra manera de orar, así como nuestra manera de actuar, muestran nuestra visión de Dios y nuestra relación con Él. Somos capaces como Sansón, de ser usados por Dios, y darnos la vuelta para echarle en cara todo lo que hemos hecho por Él. Y al mismo tiempo, somos capaces de tomar los dones que Dios nos ha dado y usarlos para nuestro propio beneficio, como si fuéramos nosotros los que le estamos haciendo un favor a Dios.

No olvidemos que nuestros talentos y nuestras fuerzas vienen de Dios, y deben estar a su disposición. Porque Dios no es un Dios cruel que usa y tira, como hace el maligno. Dios es misericordioso, tardo para la ira, listo para perdonar; pero como dice el texto, no tendrá por inocente al que es culpable.

Vivamos nuestras vidas en una relación correcta con Dios, disfrutando de su justicia, misericordia y santidad. Disfrutemos de aquel que nos ama y quiere lo mejor para nosotras.
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Autor David y Maribel
Organización David y Maribel
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