Preocupación en el sector del ajo por la situación actual. La incertidumbre sobrevuela la siembra del ajo temprano y del morado en España. Las dificultades surgen por la disponibilidad de agua y por la evolución de los costes de producción y de exportación, elevadísimos.

De hecho, las principales instituciones, como la Mesa Nacional del Ajo, calculan que la superficie de siembra puede reducirse entre un 15% y un 20% respecto a la anterior campaña.

Las siembras se están retrasando todo lo posible, a la espera de saber con mayor precisión la disponibilidad de agua, así como las predicciones de lluvias para otoño en las zonas productoras, ubicadas principalmente en Castilla-La Mancha, Andalucía y Castilla y León. Indica Julio Bacete, presidente de la institución, en declaraciones a EFE, que los agricultores que siembren ajo temprano tendrán hasta final del mes de octubre para tomar una decisión, mientras que en el caso del ajo morado el plazo se prolonga hasta enero.

En cuanto al alza de los costes, los expertos calculan que se han incrementado en un 40% en el último año. La pérdida de rentabilidad y la caída de la competitividad se hacen patentes entre las empresas comercializadoras, sobre todo ante la entrada de ajo desde terceros países.

En este sentido, la Mesa lleva meses peleando en Bruselas para que tome medidas contra la picaresca china, que está exportando a la Unión Europea ajo fresco como congelado para eludir pagar los aranceles correspondientes. También han reclamado a la Organización Mundial de Aduanas que compruebe en fronteras que ese ajo chino de verdad llega a una temperatura inferior a los -24 grados centígrados, como está estipulado.

También preocupa el incremento de las importaciones procedentes de Egipto, que no paga cupos ni aranceles, gracias a los acuerdos firmados. Aunque en este caso se trata de un producto muy diferente al español, ya que se vende con tallo. Pero en mercados como Brasil está ganando una gran cuota, en detrimento de nuestro producto.

El comercio internacional del ajo también está marcado por los precios de los fletes, sobre todo si se compara el coste de exportar desde cualquier país europeo frente a hacerlo desde China. Por ejemplo, llevar un contenedor con 25 toneladas de ajo desde Valencia a Nueva York hoy cuesta unos 12.300 dólares, mientras que desde Quingdao a Valencia, que es un trayecto mucho más largo, cuesta 4.000 dólares.

Hay que tener en cuenta que el 70% del ajo que se produce en España se vende en mercados exteriores. Estados Unidos, Brasil, Canadá, Haiti y Japón son los principales destinos de la cosecha de la campaña 21/22.

Mientras tanto, los agricultores siguen mirando al cielo, con el deseo de que acabe una sequía que amenaza la apuesta por el ajo.