Conferencias Cuaresmales 7
Por el Padre Javier Andrés, misionero de Cristo Rey

REPARACIÓN AFECTIVA (de amor)
Consiste en dar tal amor a Cristo que, tal vez, podamos distraerle del dolor que le causan los pecados de los hombres. Según aquello de “busqué quien compartiera mi tristeza y no lo hubo; busqué quien me consolara y no lo hallé” ( Sal 68, 21).
Imitar a san Francisco Marto (de Fátima).

El motivo de toda reparación afectiva es el puro amor a Jesucristo. Llenar la vida de esa intención: si he sido perezoso hasta ahora al levantarme, levantarme ahora diligentemente en reparación de mis anteriores perezas por amor al Corazón de Jesús, etc.
Cuando se da una falta, ofrecer la virtud contraria del Corazón de Jesús al Padre eterno. Como se nos enseña en la Coronilla de la Divina Misericordia.


REPARACIÓN AFLICTIVA:
Es la Cruz.
Aceptarla para uno mismo.
Cargarla por los demás, como hizo nuestro Señor.

Pío XI en Miserentissimus redemptor, dice que hay tres grados:
1.Aceptar las penitencias que nos mandan (confesor, la Iglesia…) y las que nos regala el Señor cada día (aflicciones de enfermedades, de clima, calor, frío, molestias, de vida común, etc).
2.Aceptarlas y vivirla como las vivió el Corazón de Jesús.
3.Reparación vicaria: por los demás. “Haced penitencia, haced ración por los pecadores….”

Como María, por María y con María, la Madre del Redentor.
¡Qué honra tan grande hacer en la tierra el oficio reparador como la Madre de Dios!