2 ABR. 2020 · Conferencias Cuaresmales 4
Por el Padre Javier Andrés, misionero de Cristo Rey
El Corazón de Jesús le decía a santa Margarita María de Alacoque: «Si tú supieras cuán sediento estoy de hacerme amar de los hombres, no perdonarías nada para ello». «Tengo sed, me abraso en deseos de ser amado».
Son manifestaciones semejantes a las de Lc 22, 15: “Con grandes deseos he deseado comer esta pascua con vosotros”.
El Señor se queja de que su amor no es correspondido; debemos corresponderle con deseos de amarle, de recibirle en la Comunión.
Leer LA IMITACIÓN DE CRISTO (Kempis), Libro IV, cap. 14.
Un buen ejemplo es la beata Imelda Lambertini: que el deseo ardiente de Jesús se encuentre con el deseo ardiente de nuestro corazón.
PREGUNTA: ¿Cuáles son los deseos de nuestro Señor al instituir la Eucaristía?
¿Cuáles son los nuestros?
El Evangelio nos muestra dos posturas: la de Pedro y la de Judas.
Cualquier sacramento supone un encuentro de corazones, el mío con el de Jesús, con ese Jesús que viene a nosotros en su humillación redentora, en su manifestación de amor.
EXAMEN FINAL:
1. ¿Vas descubriendo progresivamente cuánto te ama Jesús, que quiere hacer “su morada” en ti, para que experimentes siempre su amor y el de su Padre celestial?…
2. ¿Está Jesús, de verdad, en “la cumbre de tus pensamientos“? (II Tim 2,8). ¿Es una aspiración constante crecer en tu amistad con Él?…
3. ¿En cuántos momentos del día piensas en Él, te unes a Él, procuras contentarlo y conversas amigablemente con Él?… (Mc 3,14: “Los llamó, para estar con Él…”)
4. ¿Dónde estás (adónde van tus pensamientos, tus deseos…) cuando no estás con Él? ¿Qué otras amistades tienes que no sean Él?
5. ¿Mantienes un verdadero trato de amigo con Él: con frecuente oración amistosa, -de corazón a corazón-, con gusto, deseándolo, saboreándolo diariamente, sobre todo cuando llegas cansada de algún trabajo y prefieres ir a la Capilla a buscar descanso y consuelo que a tu celda o a la cama?…
6. ¿Procuras traer a tu memoria alguna frase que te hable de Él, que te lleve a conocerle mejor, que te estimule a seguirle, a imitarlo, a entusiasmarte cada vez más con sus cosas, a confiar más en Él?…
7. La Palabra de Dios, que es “viva, eficaz, penetrante como espada de doble filo” (Heb 4,12), ¿es escuchada y acogida en el “silencio de tu alma” como alimento necesario, como luz en tu camino, como semilla que produce fruto abundante en tu vida?… ¿Podrías escribir algunas frases de la Palabra de Dios que acuden a ti con más frecuencia? De todas ellas, ¿cuál es tu frase favorita?
8. La Eucaristía, ¿es para ti un encuentro personal con Cristo, amigo y Señor de tu vida, que te lleve a desear sus sentimientos filiales y fraternos, participar de su cruz por amor a los hermanos, vivir gozosamente su Gracia, anhelando estar con Él y recibirle con la mayor frecuencia posible? ¿Preparas este encuentro con esmero?…
9. En la oración comunitaria (sobre todo en la Misa, en la Liturgia de las horas, en el rezo del Santo Rosario…) ¿procuras participar lo mejor posible, consciente de que oras con Él y por Él, con la Iglesia y por la Iglesia, y por la salvación de tu Comunidad y de toda la humanidad?…