MelP_134-Jueces_16_20
1 de abr. de 2024 ·
2m 30s
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Descripción
«Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no...
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«Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.» (Jueces 16:20)
La historia de Sansón es tan triste por todas las oportunidades perdidas. El Espíritu de Dios estaba con él; no obstante su ministerio como juez se limita a la venganza y al desenfreno sensual. Sansón pensaba que podía escaparse de Dalila como en las otras ocasiones cuando le había mentido, pero no sabía que esta vez estaba solo. El Espíritu de Dios le había ayudado en el pasado y Sansón daba por sentado que a pesar de estar jugando con el pecado, Dios volvería a ayudarle a escapar como siempre. Pero esta vez, Sansón estaba solo, sin la ayuda de Dios en las manos de sus enemigos, sin escapatoria. Y lo peor es que Sansón ni se había dado cuenta. Sansón termina ciego y encadenado, esclavizado por los enemigos de su Dios. La verdad es que hoy en día todavía podemos caer en la misma tentación de Satanás. Es fácil excusa y justificar el pecado, imaginando que está todo bajo control. Pero jugar con el pecado es jugar con fuego. Por eso es tan importante que nosotros como Cristianos tratemos con el pecado, resistiendo las tentaciones y confesando y abandonando nuestros pecados cuando tropezamos.
Hoy tomemos tiempo para examinar nuestros corazones. Si Dios te trae a la mente una área de pecado, no lo ignores. (David Bell)
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La historia de Sansón es tan triste por todas las oportunidades perdidas. El Espíritu de Dios estaba con él; no obstante su ministerio como juez se limita a la venganza y al desenfreno sensual. Sansón pensaba que podía escaparse de Dalila como en las otras ocasiones cuando le había mentido, pero no sabía que esta vez estaba solo. El Espíritu de Dios le había ayudado en el pasado y Sansón daba por sentado que a pesar de estar jugando con el pecado, Dios volvería a ayudarle a escapar como siempre. Pero esta vez, Sansón estaba solo, sin la ayuda de Dios en las manos de sus enemigos, sin escapatoria. Y lo peor es que Sansón ni se había dado cuenta. Sansón termina ciego y encadenado, esclavizado por los enemigos de su Dios. La verdad es que hoy en día todavía podemos caer en la misma tentación de Satanás. Es fácil excusa y justificar el pecado, imaginando que está todo bajo control. Pero jugar con el pecado es jugar con fuego. Por eso es tan importante que nosotros como Cristianos tratemos con el pecado, resistiendo las tentaciones y confesando y abandonando nuestros pecados cuando tropezamos.
Hoy tomemos tiempo para examinar nuestros corazones. Si Dios te trae a la mente una área de pecado, no lo ignores. (David Bell)
Información
Autor | David y Maribel |
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