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Descripción
«Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos» (1...
mostra másCon este pensamiento, el apóstol Pedro comienza el discurso de la epístola. Es una alabanza del amor y de la misericordia de Dios en Cristo Jesús. Cuando el Padre resucitó a Jesús, dándole un cuerpo glorificado, no sólo le beneficiaba a Jesús sino que también era lo que describe aquí como una esperanza viva para todos nosotros que hemos puesto nuestra fe en Cristo. Un día nosotros también tendremos un cuerpo glorificado para vivir para siempre en la presencia del Señor. Lo que más me llama la atención de este texto es el verbo que Pedro usa. Dice que Dios «nos hizo renacer». Ese nuevo nacimiento emplea la misma imagen que usó Jesús con Nicodemo para explicar la vida espiritual. La clave en el pensamiento es que el que nace (o también puede referirse al que esta engendrado) es completamente pasivo en el proceso. Ninguno de nosotros hemos nacido físicamente porque escogimos nacer. ¡No teníamos voz ni voto en asunto! Nacimos como la culminación de un proceso biológico iniciado por nuestros padres. Lo que se enfatiza aquí es que Dios quiso que renaciéramos para una esperanza viva. Nuestra salvación no es algo que Dios permite sino lo que Dios activamente desea e hizo.
Saber que Dios nos ha dado esta esperanza viva nos da motivo de empezar este día y todos los días con alabanza al Dios de misericordia que hizo posible que vivamos en Él. (David Bell)
Información
Autor | David y Maribel |
Organización | David y Maribel |
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