MelP_597-Eclesiastes_3_17
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Descripción
«Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se...
mostra másEl capítulo tres de Eclesiastés es una pieza fundamental en el argumento del libro. Toda la vanidad de la creación bajo el sol que Salomón ha comentado en los primeros dos capítulos ahora se contrasta con la verdad de Dios. No encontramos satisfacción en este mundo de vanidad es que Dios ha puesto eternidad en nuestros corazones (3:11). No logramos controlar este mundo, pero Dios tiene todo bajo perfecto control, ya que lo que Él hace es perpetuo, y nadie puede modificar o deshacer sus obras (3:14). Así llegamos al tercer punto de contraste con la vanidad: la muerte ineludible. Esta vida es corta y un día todos tendremos que morir. La sabiduría nos permite entender que la muerte no es el final de la historia. Después de esta vida viene el juicio. Si no hubiera un juicio final para resolver todas las injusticias de este mundo, sería insoportable ver todo el pecado alrededor de nosotros. Pero Salomón bajo inspiración corre la cortina de la muerte para darnos un vistazo del porvenir. Allí, más allá de la vanidad de esta vida, hay un tiempo establecido para juzgar todos los pensamientos y las acciones (12:14). Cada vez que observemos la vanidad de este mundo, debemos acercarnos más a Dios. Él tiene todo bajo su control y un día cada persona que no ha aceptado el sacrificio de Cristo en su lugar tendrá que dar cuentas ante Él.
Esta verdad nos debe librar de frustración e indignación para que podamos gozar de cada día que Dios nos da en este mundo. (David Bell)
Información
Autor | David y Maribel |
Organización | David y Maribel |
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