MelP_685-Ezequiel_2_8
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Descripción
«Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.» (Ezequiel 2:8)...
mostra másDios envió a su profeta Ezequiel a predicar su mensaje a los cautivos rebeldes en Babilonia. No era un trabajo fácil, pero Dios prometió dar al profeta fuerzas para llevar a cabo su ministerio (3:8). No obstante, después de recibir una visión de Dios (capítulo 1) y una comisión como profeta, encontramos a Ezequiel sentado y perplejo entre los cautivos durante siete días (3:15). Así que Dios vuelve a hablar con él para explicarle la responsabilidad que tiene como atalaya. Saber del peligro y no avisar a los demás es ser responsable de su muerte, pero anunciar el peligro transfiere esta responsabilidad al oyente. El punto principal de Dios es llevar al profeta a ver que hay dos tipos de rebeldía contra Dios. Por un lado está la rebeldía abierta de los que violan los principios de Dios por su propio orgullo, pero por otro lado, una rebeldía disfrazada cuando la persona resiste hacer lo que Dios le ha llamado a hacer. La insistencia de Dios en los primeros capítulos de Ezequiel surgieren que Ezequiel luchaba con este tipo de rebeldía. Nosotros también podemos ser rebeldes de esta misma manera. Igual nos consolamos con el pensamiento que no pecamos como rebeldes abiertos ante Dios, pero ¿estamos resistiendo hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer? Por medio de su Espíritu Santo, Dios dará la fuerza y la capacidad para hacer todo lo que nos ha llamado para hacer.
¿Qué es lo que Dios quiere hacer en y por medio de nuestras vidas? No seamos rebeldes a su voluntad. (David Bell)
Información
Autor | David y Maribel |
Organización | David y Maribel |
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