Números-036 La fe que santifica a Dios

20 de feb. de 2023 · 8m 47s
Números-036 La fe que santifica a Dios
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Cuando estudio la vida de Moisés, puedo apreciar que este hombre que Dios escogió para liderar a su pueblo en un momento tan importante de la historia conocía a Dios...

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Cuando estudio la vida de Moisés, puedo apreciar que este hombre que Dios escogió para liderar a su pueblo en un momento tan importante de la historia conocía a Dios y lo amaba con reverencia.

Cuando Dios habla de Moisés, lo describe como un “varón muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.” (Números 12:3). Un hombre que estando cómodo en el desierto de Madián cuidando las ovejas de su suegro, obedeció a la voz de Dios para realizar un trabajo que en múltiples ocasiones se le haría duro.

Dios no dejó a Moisés solo ante la gran labor de liderar al pueblo de Israel. Nos dice la Biblia que Dios hablaba con Moisés. Y nos dice que hablaba de manera que no hablaba a otros. “Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo” 33:11 En Números 12:8 dice “Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová.”


Encontramos su nombre en Hebreos 11, el capítulo de los héroes de la fe, que nos dice que “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
Por la fe (Moisés) dejó Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Por la fe (Moisés) celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.
Por la fe (de Moisés) pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados.”

Leemos en el capítulo 3 del mismo libro de Hebreos que “Moisés fue fiel en toda la casa de Dios” (3:2)

Así era la relación de Moisés con Dios. Sin embargo, vemos que este hombre manso y fiel, en un momento de debilidad, olvidó que era Jehová Dios el que guiaba al pueblo, y no él ni Aarón.

Nos narra el capítulo 20 de Números que estando el pueblo en el desierto de Zin, se quejó de que no tenían para beber. (Números 20:6)
“porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? 20:2-4

¿Cuántas veces hemos visto ya al pueblo quejarse? Están culpando a Moisés de su situación actual. Nos dice el texto que

“Se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.” No vinieron a hablar con Dios; vinieron para que Dios les hablara.

Vemos que en las ocasiones en las que el pueblo había venido con quejas, Moisés no había intentado resolverlas solo, sino que las había llevado a Dios. Moisés y Aarón se habían postraron sobre sus rostros cuando los diez rastreadores que habían explorado la tierra prometida revolucionaron al pueblo para la desobediencia. (Números 14)
En el capítulo 16 habían hecho lo mismo cuando los de Coré se habían rebelado contra ellos. Habían ido ante Dios con sus rostros postrados a buscar dirección.

Así que una vez más, frente a la dificultad, Moisés y Aarón venían a la puerta del tabernáculo con el rostro postrado ante Dios, para recibir ayuda e instrucciones.

“Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó. Números 20: 6-9)

En otra ocasión Dios había pedido a Moisés que golpeara la peña, y la peña había dado agua. Esta vez, le dice claramente que hable a la peña.

Sin embargo, para nuestra sorpresa, Moisés no le habla a la roca. Nos dice el texto que “reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.” 20:10-12

Podemos oír en su tono de voz que estaba molesto con el pueblo. Estaba cansado de las quejas de estos que vez tras vez habían visto la mano de Dios. Y vemos que este hombre, el más manso que había en la tierra, tomó sobre sí las quejas del pueblo en lugar de dárselas a Dios como solía hacer.

La clave está en la frase “os hemos de hacer salir aguas”; “os hemos” es lenguaje inclusivo, Estaban suponiendo que eran ellos (y Dios?) los que estaban dando agua al pueblo. Mas sabemos que era Dios el que había dado el maná, era Dios el que había provisto las codornices, era Dios el que podía dar el agua, era Dios el que da la vida. No Moisés. El pueblo parecía olvidarse de esto cuando venían con sus quejas directamente a Moisés, pero Moisés y Aarón no podían olvidarse.

Vemos pues que por este incidente, ni Moisés ni Aarón pasarían a la tierra prometida. Aún así podemos observar su mansedumbre a través del buen recibimiento de la decisión de Dios. Y vemos que después de esto continúan fielmente guiando al pueblo.

Dice el Señor a Moisés en Números 20:24 “Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.”

Y en el versículo 20:12 les dice que“no habían creído en Dios, para santificarlo delante de los hijos de Israel” ¿Qué significa esto?
¿Por qué motivos específicos no podrían entrar?

Dios les está diciendo que con el mero hecho de golpear la roca, Moisés y Aarón no habían mostrado fe en la palabra de Dios, y por tanto no habían exaltado la santidad de Dios ante el pueblo. Habían demostrado rebeldía siguiendo su propia voluntad y no la de Dios.

Cuando venimos a Dios en oración, para luego darnos la vuelta y hacer según nos parece a nosotras mejor, estamos diciendo con nuestras acciones que no creemos la palabra de Dios, y al hacer esto, estamos minimizando la santidad de nuestro Dios. La oración del Padre nuestro dice “Santificado sea tu nombre.” Su nombre no puede ser más santo, pero su nombre es santificado cada vez que por fe obedecemos la voz de nuestro Señor. Abstengámonos, pues de ir a Dios para luego rebelarnos al hacer lo que a nosotras nos parezca mejor.
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Autor David y Maribel
Organización David y Maribel
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