RG-05 Andando en la luz
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Descripción
Andando en la luz Vimos cómo Juan el Bautista proclamaba que Jesús era la luz verdadera. Y en el capítulo 8 de Juan, el mismo Jesús declaraba diciendo: 12 Yo...
mostra másVimos cómo Juan el Bautista proclamaba que Jesús era la luz verdadera. Y en el capítulo 8 de Juan, el mismo Jesús declaraba diciendo:
12 Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
“El que me sigue no andará en tinieblas”. Estas son palabras claras; podemos concluir que aquellos que andan en tinieblas no están siguiendo a Jesús.
En Romanos 13:12 el apóstol Pablo nos exhorta: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Y en el versículo 13 nos da una idea de lo que es andar en tinieblas. Dice: “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”
Notemos que todos estos pecados son actividades legales, pero moralmente pecaminosas. Lo recalco porque nuestra sociedad acepta comportamientos que Dios odia. Y como cristianas debemos recordar que porque una actividad sea legal no lo es necesariamente en la ley de Dios.
El que vive para satisfacer los deseos de la carne anda en tinieblas, y no le sigue a Él. La moral del mundo en que vivimos nos anima a mirar por lo nuestro y a satisfacer no solo nuestras necesidades,sino nuestros deseos, sean honestos o no. La envidia no se ve como algo negativo, sino como un sentimiento lógico de querer aquello que otro tiene, porque si el otro lo merece yo más, ¿verdad? No ante Dios. Las contiendan se justifican si son para defender esos derechos que pensamos que nos pertenecen, mas Dios quiere ser él nuestro defensor.
La lujuria y la lascivia, sinónimos que describen un deseo desordenado de placeres sexuales están no sólo justificadas en nuestra sociedad, sino que además son introducidas como recomendables desde edades tempranas. Se defiende el derecho de tener relaciones íntimas con quien uno quiera y cuando quiera, con tal que haya consentimiento mutuo. Dios condena esto con contundencia. El que esto hace o acepta, no es seguidor suyo, sino que está ciego y no tiene la luz de la vida.
El texto incluye incluso los excesos más cotidianos, aquellos de la bebida y la comida. Tenemos claro que la borrachera es condenada por Dios, más Jesús incluso menciona aquí la glotonería, el deseo desordenado de comer por comer, porque puedo y lo merezco.
¿Cómo andar en luz, entonces? Viviendo honestamente, contentos con lo que tenemos, vestidos del Señor Jesús, y de las armas de la luz.
Información
Autor | David y Maribel |
Organización | David y Maribel |
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