Salmos-112 El contraste entre el justo y el malo
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Descripción
En el salmo 1 veíamos un contraste entre el que camina en el camino de Dios y el que va por su propio camino. Vimos que no todos los caminos...
mostra másEste no es el único salmo que nos presenta este contraste.
En el Salmo 11: 5-7 Jehová prueba al justo; nos dice: “Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos. Porque Jehová es justo, y ama la justicia;”
En el Salmo 18: 25-27 David canta de cómo Dios, en su justicia, protege al recto de corazón, mas tratará con severidad al perverso.
“Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, Y recto para con el hombre íntegro.
Limpio te mostrarás para con el limpio, Y severo serás para con el perverso.
Porque tú salvarás al pueblo afligido, Y humillarás los ojos altivos.”
Mas no siempre parece que esto sea así. El salmo 73:5-9 muestra que el impío prospera:
“No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres.
Por tanto, la soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia.
Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón.
Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería.
Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra.”
El Salmo 73 fue escrito por Asaf, el cantante principal de los levitas. Asaf estuvo presente cuando el arca fue trasladada desde la casa de Obed-edom a la “Ciudad de David” Esto lo podemos ver en 1 Cr 15:17, 19, 25-29.) Mas en el salmo 73 comparte su testimonio personal sobre cómo luchó con sus emociones cuando miró a su alrededor y vio que los injustos no eran castigados y parecían vivir una vida sin problemas.
En el salmo 73:2-4 leemos:
“En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.
Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.
Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.”
Al igual que vimos en el libro de Job, la calamidad no es siempre para el impío; también llega al recto y justo. Y en este salmo, Asaf sufre al ver que los malos, arrogantes y violentos prosperan en esta vida mientras hay justos que están padeciendo. Esto le causaba sentimientos depresivos. Dice el versículo dos que esto casi lo hizo deslizarse, y por poco resbalaron sus pies, en sentido emocional y espiritual. Era tentado a pensar las palabras del versículo 13: “Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia;”
Seguramente llegó a preguntarse: ¿De qué me sirve vivir una vida recta si al malo todo parece irle bien y a mí las cosas no me van mejor?
Pensaba: “Es en vano que viva justamente, que limpie mi corazón de perversidad, que vida una vida recta.” Quizás debería actuar como ellos, pensaba, y así mi vida sería más fácil.
Mas, como dice en el 16, “Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí,” Este pensamiento no le traía consuelo ni esperanza. Estos pensamientos no le hacían bien. Lo único que producían en él era amargura y ansiedad. En el versículo 21 declara: “Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.”
Pero todo cambió de repente. Su perspectiva ante las injusticias de la vida cambió. ¿Y sabes cuándo?
El versículo 17 nos lo dice: “Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.”
Cuando Asaf entró en el santuario de Dios, cuando fue a la presencia de Dios en oración y repasó sus pensamientos, trayéndolos cautivos ante la presencia del que es el camino, la verdad y la vida, todo cobró sentido. Cuando Asaf se dio cuenta de que el Dios justo hará justicia, y que el fin de los que rechazan a Dios es la muerte eterna, ya no tenía envidia de ellos. Entonces podía sentir lástima por el pecador. Podía estar agradecido por el destino glorioso de los que han puesto su confianza en Cristo.
Los versículos 23-26 dicen:
“Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha.
Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.”
Y el salmo acaba con una afirmación de la esperanza del cristiano:
“Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
Para contar todas tus obras.”
Asaf había visto el mundo con sus propios ojos y se había frustrado, mas cuando vio el mundo desde la perspectiva de Dios pudo descansar en las promesas de su Señor.
¿Cómo estás viendo el mundo? La elección es tuya, pero confiar en el Señor y acercarse a él es, sin duda, el bien. Pon en Dios tu confianza, y te encontrarás contando todas sus grandiosas obras.
Información
Autor | David y Maribel |
Organización | David y Maribel |
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