Tesalonicenses-134 La voluntad de Dios para sus hijos
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Descripción
La voluntad de Dios para sus hijos Dios especifica Su voluntad para sus hijos. En 1 Tesalonicenses 4:3 leemos que su voluntad para nosotros es nuestra santificación. ¿Qué significa esto?...
mostra másDios especifica Su voluntad para sus hijos. En 1 Tesalonicenses 4:3 leemos que su voluntad para nosotros es nuestra santificación.
¿Qué significa esto? Santificado significa “apartado.” Se refiere a algo escogido que se aparta para una función muy especial.
En Efesios 1:4 leemos: “nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”
Este concepto es muy sencillo y cotidiano. Me gusta poner el ejemplo del cepillo de dientes. Solemos apartar nuestro cepillo de dientes para un único propósito, cepillarnos los dientes. Para ello debemos mantenerlo “santo” y sin mancha. No utilizaría ese cepillo para limpiar otra cosa que no fuera mis dientes. No quisiera que fuera utilizado para limpiar tampoco los dientes de otro, ¿verdad? Ese cepillo ha sido apartado, y lo mantengo limpio para que pueda cumplir su propósito.
Cuando somos santificadas, nuestra vida es apartada para la gloria del Señor y ha de mantenerse limpia y sin mancha.
La santificación es un proceso que comienza en el momento de la salvación y que continúa hasta que lleguemos a la presencia de Dios Padre.
¿Pero cómo somos santificados? No es nada que produzcamos nosotros con nuestro esfuerzo
2 Corintios 3:18 nos explica que es la obra de Dios en nosotros. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
Somos transformadas “de gloria en gloria” es decir, poco a poco, sin llegar a acomodarnos por lo que hemos conseguido, sino gozosas en Cristo, deseando crecer más en nuestra santidad. Debemos seguir mirando en la Palabra de Dios, como en un espejo, la reflexión de la gloria de Dios.
Jesús pide en oración por sus discípulos en Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”
Mirando en Su Palabra podemos conocer al Señor y Su voluntad. Si no tienes tiempo para estudiar Su Palabra, no podrás experimentar la voluntad de Dios para tu vida.
Por la Palabra de Dios en Isaías 43:7 sabemos que hemos sido creadas por Dios para traer Gloria a Su nombre. Lo que trae gloria a Su nombre es nuestra salvación primeramente, como también vemos en 2 Tesalonicenses 2:14, y la santificación de sus hijos, como hemos leído en la primera carta. Esa es la voluntad de Dios para cada uno.
Nosotros debemos permanecer en la Palabra de Dios para ser santificados, y la santificación debe evidenciarse en nuestra vida: según el texto en Tesalonicenses, el que se santifica para el Señor, se aparta de fornicación (4:3), no agravia ni engaña en nada a su hermano (4:6), desecha la inmundicia y busca la santificación (4:7-8), ama al prójimo, (4:9-10), procura la paz, y se ocupa en sus negocios, trabaja con sus manos y se conduce honradamente para con los de afuera (4:11-12)
Leemos en el capítulo 5 cómo Pablo exhorta a los creyentes a respetar a aquellos que trabajan para el bien espiritual de los cristianos, a no ser ociosos, a alentar a los de poco ánimo y sostener a los débiles, siendo pacientes unos con otros en amor, (5:14). Les ruega que no den mal por mal, sino que elijan siempre el bien (5:15), a que mantengan el gozo en el Señor (5:16), y que oren sin cesar, dando gracias a Dios por todo.
El cristiano que está en proceso de santificación vive con la certeza de que Cristo vuelve, como anuncia Pablo a través de las dos cartas, y mientras lo espera, vive una vida que agrada a Dios. En Romanos 12:2 el apóstol decía:
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Lo bonito es que el cristiano que busca la santificación diariamente, al mismo tiempo que cumple la voluntad de Dios, nota que su relación con otros es mucho más agradable y constructiva. La voluntad de Dios resulta ser buena, agradable y perfecta.
El mismo Dios de paz nos santifique por completo; y todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que nos ha llamado, el cual también lo hará. (2 Tesalonicenses 5:23-24)
Información
Autor | David y Maribel |
Organización | David y Maribel |
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